Javier López Ochoa, de 42 años, fue condenado a cadena perpetua hace cuatro años por el asesinato de sus padres adoptivos, ocurrido en 2008 en Luján de Cuyo, sin embargo continúa en libertad. Es porque la Suprema Corte de Justicia de Mendoza todavía no resolvió la apelación interpuesta por su abogada para que se revierta la pena.
La Justicia consideró a López Ochoa culpable por la muerte de Antonio López (78) y su esposa, Beatriz Ochoa (68). El hijo adoptivo del matrimonio contrató a dos sicarios para que ultimaran a la pareja. El hombre recibió 28 puñaladas y la mujer, 14.
Uno de los sicarios era menor al momento del crimen y fue procesado rápidamente en el fuero de Menores, ya que admitió su culpabilidad, según informa el Diario Uno. El otro se fugó y cayó tiempo después, ahí fue condenado a perpetua.