El 2021 será otro año atípico. Comenzará en pandemia y en un proceso de rebote económico que se va ralentizando en términos reales, justo cuando el Gobierno necesita bajar el nivel de gasto para reducir drásticamente el déficit fiscal y dar una señal al mercado financiero.
En términos nominales, el gasto primario del Presupuesto 2021 será más grande que el de 2019 y 2020. El gasto, en términos reales, no. Es que ya no estará el “paquete Covid-19”, por el que el Gobierno volcó este año 1,7 billones de pesos a la economía real (5,7% del PBI).
La Argentina arrancará el 2021 con un agujero por debajo de la línea de flotación: las necesidades de financiamiento alcanzan los 6,2 billones de pesos (16,7% del PIB). Para financiarlo se apelará a la emisión monetaria, a la deuda local y a préstamos de organismos.
Por la inflación, lo que más preocupa es la emisión. Pues bien, el Banco Central financiará con Adelantos Transitorios por $400.000 millones al Tesoro. También se estiman giros de utilidades del por $800.000 millones.
Economistas como Miguel Kiguel –director de la consultora Econviews- y el exdirector del Central Enrique Szewach, consideran que no existen condiciones concretas para que la inflación vaya a desacelerar.
Ambos señalan que además de la emisión ya ejecutada y de la esperada para 2021, se viene el descongelamiento de precios: tarifas de luz, agua y gas; alimentos “pisados” por la pandemia; y correcciones de sectores que no pudieron trabajar por la cuarentena y buscan sobrevivir.
Rodrigo Álvarez y Ricardo Delgado, directores de la consultora Analytica, coinciden en señalar que en 2021 será “determinante” cómo logre recuperarse el consumo interno. “Eso, también, marcará las posibilidades que tenga el oficialismo en las elecciones”, indicaron.
Los economistas concuerdan también en que el presiente Alberto Fernández no la tendrá fácil. A la inflación que acelera hay que ponerla en el contexto de reducción del gasto público. Y eso, dijeron, terminará limitando la capacidad de expansión económica.
El Gobierno prevé un déficit del 4,5% en 2021, tras un 2020 que terminará entre 8% y 9%. No obstante, de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) –que terminará entre marzo y abril- podría salir la búsqueda de un agujero más pequeño.
Si eso ocurriera, sería una señal al mercado en pos de una mayor estabilidad financiera y cambiaria. En Economía señalan que el objetivo es calmar ese frente para que cesen las presiones devaluatorias mientras el comercio exterior se va recuperando.
El Gobierno espera un crecimiento del 5,5% del PBI en 2021. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advirtió que ningún país del mundo podrá recuperar en 2021 lo perdido por la pandemia este año. Y en América Latina esto demandará entre cinco y diez años hacerlo.
Según un análisis de la Oficina de Presupuesto del Congreso, la inversión pública de la Administración Nacional subirá a 2% del Producto Bruto Interno, lo que implica 0,6% más en términos de PBI y una suba real de 51,3% interanual en los recursos asignados.
Las principales provincias que explican el aumento interanual de la Inversión Real Directa son: en la Región Pampeana, la provincia de Buenos Aires (121,1% interanual); en NOA, Salta (808,4%) y Jujuy (444,6%).
En lo que definió el Gobierno como prioritario, ganaron participación relativa las transferencias a otras jurisdicciones y se destacan las obras vinculadas a transporte y vivienda. Esta última será una de las cartas más fuertes que jugará el Gobierno.
“Las familias dependen de sumar nuevos ingresos para recomponer su poder adquisitivo en la pospandemia. La clave es ver cuántos empleos perdidos se recuperan. Con una actividad en modo crucero no parece ser suficiente”, dijeron Álvarez y Delgado.
María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos y pro-titular de catedra de teoría macroeconómica de la Universidad Católica (UCA), observa con escepticismo lo que pueda ocurrir con el consumo interno, dado que los salarios vienen de perder mucho.
Hay riesgos concretos de que, por el cambio de fórmula de ajuste previsional, las jubilaciones crezcan por debajo de la inflación. Y, en paralelo, los ingresos de las familias demandarán mucho tiempo en recomponerse, porque no hay previsiones de rebote fuerte para el empleo.
“El 2021 será un año de repunte muy moderado del consumo y de fuertes tensiones sociales y laborales”, opinó Castiglioni en diálogo con Vía País. En la CGT y la CTA, aunque mantienen el fuerte sesgo oficialista, ya miran al año próximo en estado de alerta.
Por la corresponsalía de Buenos Aires.