Perú es el segundo país de América Latina, después de Brasil, más afectado por el coronavirus. En los últimos días alcanzó cifras récord de contagios y el número de muertos sube rápidamente.
Este jueves se registraron 4.749 nuevos casos (el aumento más alto en 24 horas) y la cifra de infectados superó los 108.000. En tanto, el número de víctimas mortales por el COVID-19 llegó a 3.148, según el último balance de las autoridades sanitarias.
La gente muere en sus casas
Los peruanos están muriendo por cientos en sus casas, por lo general en zonas próximas a los mercados de alimentos que se han vuelto los focos de contaminación más peligrosos, según las autoridades. Y la labor de recoger los cuerpos recae en personas como Jhoan Faneite, de 35 años, y Luis Zerpa, de 21, que abandonaron Venezuela hace dos años para huir de la crisis económica que azota ahí.
Faniete y Zerpa trabajan en la funeraria Piedrangel, a la que el gobierno de la ciudad contrató para extraer de las viviendas los cadáveres de personas infectadas con el virus para luego incinerarlos.
"Todos los días me encomiendo a Dios para no contaminarme'', dijo Faneite, que trabajó como electricista en su natal Venezuela antes de emigrar a Perú, donde hasta el mes pasado había unos 865.000 migrantes venezolanos.
De lunes a domingo, incluso de noche y madrugada, los junta cadáveres conducen coches fúnebres a través de los barrios ricos pegados al Pacífico, pero también se internan entre colinas apretujadas de barriadas donde el virus golpea con fuerza.