El padre Julio César Grassi (63), condenado a 15 años de prisión por abuso sexual y corrupción de menores, pidió el beneficio de la prisión domiciliaria por miedo a contagiarse de coronavirus. Sin embargo, objetarán la solicitud del aún cura.
El pederasta, que está preso hace 6 años en la cárcel de Campana, acusó problemas respiratorios para justificar su salida, luego de que la Cámara de Casación Penal bonaerense habilitara las prisiones domiciliarias en el contexto del Covid-19.
"No integra ningún grupo de riesgo y es un violador con condena firme. Vamos a solicitar la objeción del pedido", dijo el abogado Juan Pablo Gallego, querellante en la causa por abuso sexual contra el sacerdote.
En diálogo con TN, Gallego advirtió que Grassi "sigue siendo cura" y que está "fuera del control judicial", por lo que "podría salir y dar misa".
"Me dirigí a los juzgados que controlan el cumplimiento de las penas y los juzgados de Morón me notifican que no hay ningún detenido con apellido Grassi. Voy al juzgado de origen y lo confirmo. Es un preso sin control, sin que el Estado tenga la información de sus salidas", manifestó.
Cabe recordar que a la condena por abuso sexual sumó otra a dos años por malversación de fondos de la fundación "Felices Los Niños". Es por eso que a Grassi todavía le quedan 11 años de prisión.