Por Santiago Puddington
Antes de que Gregorio fuera Grego Rossello tuvo que aprender a convivir con el "no" y a encontrarle una vuelta a la palabra fracaso. Esa que se viene rápidamente a la cabeza después de un casting que salió mal, o que aparecía cada vez que pasa una hora y el teléfono no suena. Ahora parece fácil: los números en las redes marcan en millones y el trabajo se acumula casi sin querer, pero hasta hace poco era todo incertidumbre e incluso en su propia familia se preguntaban si tanto esfuerzo iba a conducir a algún futuro productivo.
"Lo que pasa es que cuando no tenés 'plan b' no hay mucho lugar para que te juege la cabeza. Acá dependía de mí seguir en la lucha y creo que, aunque suene cursi, la pasión me sostuvo para seguir", retrata este humorista que en Instagram encontró su espacio para volverse masivo y hoy reparte su tiempo entre "ESPN redes", "Polémica en bar", sus shows de stand up y el rodaje de "Bruja", el film donde compartirá elenco con Erica Rivas y Pablo Rago.
Alguno habrá pensado que iba en camino a ser un actor frustrado, tras su debut en la pantalla grande, a los 13 años, en el film "Palabra por palabra", que pasó sin trascendencia por las carteleras. "Una revelación no fui", recuerda entre risas y añade: "Desde ahí fue caída libre, quedé en ese casting y después nunca más". Pero ya el amor por ese mundillo era demasiado fuerte, hacía poco había llegado de Estados Unidos, donde vivió un tiempo por el trabajo de su padre, y el objetivo nunca más se iba a correr. Y entre un "no" y otro "no" bajó la cabeza, se formó en artes dramáticas en el IUNA al tiempo que cursaba Licenciatura en historia en Di Tella, pero fue con algo tan simple como subir videos a las redes que todo explotó.
"Yo quería sumar más gente a mis shows y el manual del comediante dice que hay que subir a YouTube un video de una buena función y lo hice pero no pasó nada, no lo vio nadie, entonces empecé a probar en Facebook y Twitter pero tampoco, hasta que llegué a Instagram. Arranqué con un video en febrero del 2015 y estuve hasta agosto publicando cosas, hice más de 1500 esperando que pase algo. Santiago Maratea (otra figura de las redes) subió un video mío y ahí empecé a sumar. De dos mil pasé al millón que tengo ahora, es un delirio".
¿Cómo hiciste para asimilar el millón de seguidores?
En mi caso con terapia, familia y amigos que te dicen las cosas como son. También hay que bancarse las críticas, porque a veces uno se esfuerza para que la fama no te cambie y de pronto te tiran un “¡cómo cambiaste!” y duele. El humorista tiene ese tema que es que si te olvidás de dónde viniste, o te creíste Cristiano Ronaldo y no cuidás el ego, dejás de ser gracioso. Nadie se identifica con vos, se pierde la gracia, además de que no está bueno ser un boludo. Es terapia, dejar de quejarse por boludeces.
¿Estás pendiente de la repercusión?
Nunca te podés despegar, nunca te relajás, uno dice: ‘Bueno, llego a los 100 mil seguidores y me relajo, llego a los 200 mil y me relajo, llego al me dio millón...’ y nunca parás. Si uno es exigente, nunca es suficiente, para mí es algo cercano a lo adictivo. Si no está tratado y laburado puede ser enfermizo. Ahí entra la terapia... Para eso y para la vida personal. Estoy de novio y conviviendo por primera vez y en todo ese quilombo de horarios hay que meter un novio presente y es difícil.
¿Cómo sabés por dónde va un video?
Lo fundamental es lo genuino, siempre mis videos son entrando o saliendo de terapia, hablando de cosas que realmente me pasaban con chicas. Si bien uno puede inventar algo que sea gracioso, en general mis videos parten de la verdad y eso termina capturando al seguidor. Eso y que Instagram es muy frívolo y sólo se muestran las fotos lindas, pero acá apareció un loco contando que su novia lo había dejado y mostraba que es como todos y los hacía reír.
¿Cuesta renovarse?
Sí me cuesta un huevo, por el poco tiempo, porque veo que algunas cosas no están pegando tanto y porque veo que hay muchas repercusiones en los videos con mi novia pero también hay muchos que me quieren ver solo y esto de tratar de satisfacer a todos y de seguir creciendo... Ya en Argentina llegué a un techo: me sigue un millón y otros me conocen y ahora quiero llegar a otro público, por eso agarré “Polémica en el bar”, quiero ver si puedo ser gracioso también en la televisión, quiero funcionar en todas las plataformas.
¿Alguna vez te dio miedo la fama?
Sí, en el primer verano como famoso que tuve. Me fui de gira y la pasé muy mal, me quedé sin voz, no quería salir al escenario. Me agarró una crisis nerviosa. Acababa de terminar la temporada y me fui al sur a hacer una gira de diez días, pasó todo muy rápido y en el camarín del primer show en Neuquén... Era un momento en el que a donde iba eran números tremendos, 1200 personas como nada, era como un videoclip en cámara rápida: avión, actuar, avión, actuar. Sentía que la garganta no me respondía y no iba a poder, no tenía voz y no quería fallarle a la gente. Ya me venía fallando a mí porque dejé de hacer cosas por placer. Tuve que suspender funciones, me tomé tres meses para bajar, sumé sesiones de terapia, empecé foniatría... Pero la pasé muy mal porque en ese momento no hay nadie en tu lugar, nadie piensa en que te podés quejar de algo en ese gran momento.
¿No se acepta que te pueda molestar algo de todo lo que te pasa?
Sí, una vuelta en año nuevo, en Mar del Plata, fui a bailar como cualquier otro día porque esto era todo nuevo para mí y me quedé hasta que se hizo de día. En ese momento dos mil personas me empezaron a reconocer, se acercaron y me pedían una foto y yo no podía sacarme con todos porque tenía show al día siguiente. Y dije: “Che, no me puedo quedar a vivir”, y empezaron a putearme, tiraron piñas, quilombo. Yo no tengo seguridad, andaba con dos amigos que no entendían lo que pasaba y estaba con una piba que se fue en ese momento, no quiso saber nada. Ese día aprendí a cuidarme más, te dicen que sos un agrandado pero uno trata de evitar cosas en las que la pasás mal.
"Aporto una voz que Polémica nunca tuvo"
¿Cómo te sentís en polémica?
“Es un programa que yo no veía, que no me representa y por eso creo que me llamaron, para que aporte esa voz que faltaba. Trato de molestar y decir lo que pienso, no me dicen qué decir, le rompí las bolas a Massa el otro día y si viene Macri lo haré también, tengo una libertad que valoro”.
¿Hay un derecho de piso que tenés que pagar?
“Sí, hay una cagada a pedos constante, si digo una gilada me van a dar porque ahí hay gente con mucha trayectoria, pero yo también inflo el pecho al hablar porque por algo me llamaron. Estamos todos en la misma y mi voz vale igual o más que la de los otros".
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