En 2017, la revista Forbes nombró a Jeff Bezos -fundador y director ejecutivo de Amazon- como el más rico del mundo. En 2019, el magnate se convirtió en la primera persona que superó los 100.000 millones de dólares y en el hombre que más rápidamente incrementó su fortuna en la historia. Bezos es, además, accionista mayoritario del periódico The Washington Post y la compañía aeroespacial Blue Origin.
Pero cuando parecía que no se podía llegar más alto, otro miembro del selecto club de multimillonarios disputa su puesto. Se trata de Elon Musk, el dueño de Tesla, una empresa de Silicon Valley que diseña, fabrica y vende coches eléctricos. Al igual que Bezos, Musk no se conformó con un solo rubro: entre sus muchos emprendimientos, es cofundador de SpaceX, la empresa privada de exploración espacial más grande del mundo.
Las acciones de Tesla crecieron un 250% sostenido, a lo largo de seis meses. En febrero de este año, su valor superó los US$ 150.000 millones. Es decir, cada acción individual se acerca a los US$ 800 dólares.
Si estas cifras se mantienen y se proyectan al mes de abril, Musk -de origen sudafricano, pero nacionalizado canadiense y estadounidense- se consagraría como la persona con más dinero en todo el planeta.
La compañía anunció que el año pasado representó un "punto de inflexión para Tesla": redujo en un 27% sus pérdidas, lo cual equivalió a un ahorro de US$ 775 millones. Como si fuera poco, aumentó sus ingresos en un 14,5%, (US$ 24.578 millones).
Elon Musk no aspira solo al título del más rico: también espera que su empresa, Tesla, se convierta en la más valiosa de Estados Unidos. Para eso, tendría que sobrepasar a los gigantes tecnológicos, Google, Apple, Microsoft y la ya mencionada Amazon. ¿Lo logrará?