La ilusión de todos los argentinos en el Abierto de Australia recaía sobre Diego el "Peque" Schwartzman, único argentino vivo en los octavos de final, que no pudo contra el serbio Novak Djokovic. El número dos del mundo lo superó por un cómodo 6-3, 6-4 y 6-4, por lo que se enfrentará al canadiense Milos Raonic, verdugo del croata Marin Cilic, en los cuartos de final que se disputarán este martes.
“Obviamente me ha tocado estar muy concentrado porque Diego es un tenista de una gran calidad. Además, llegaba a este partido sin haber cedido un sólo set. Sabía que si le daba tiempo podía ser peligroso, por eso le he intentado variar, atrayéndolo a la red y moviéndolo bien”, argumentó tras el partido.
Tampoco inquietó al rey de Melbourne el jugador porteño, quien llegaba a la cita con grandes sensaciones tras superar sin complicaciones sus dos primeras citas, y cayó en su dominio tras conceder una rotura de desventaja en cada una de las tres mangas.
No le faltó razón al menudo tenista argentino cuando garantizó que le competiría de par a par al poseedor de siete títulos en Australia pero le faltó el ingrediente extra indispensable para confirmar la sorpresa ante este tipo de rivales.
El de Belgrado volvió a cuajar una brillante actuación al servicio después de conservarlo durante todo el partido, excepto en un juego, contra uno de los grandes retadores del circuito como Schwartzman.
En su anterior victoria ante el japonés Yoshihito Nishioka tan sólo perdió dos puntos al saque en los dos primeros sets.
Respecto a su próxima cita, el canadiense Raonic llega con fuerza tras superar una carrera de obstáculos para acceder a los cuartos de final, ronda en la que cayó en la edición de 2019.
Sus víctimas hasta la fecha fueron el croata Marin Cilic, el griego Stefanos Tsitsipas (6), el alemán Philipp Kohlschreiber, quien se retiró antes del encuentro, y el italiano repescado de la previa Lorenzo Giustino.
EFE