Paloma Fort fue la encargada de comunicarle a la prensa, y al mundo, que su madre, Encarnación Ruiz, más conocida como Aschira, falleció este viernes en Madrid. La astróloga estaba internada en una clínica española, luego de haber sufrido un brote psicótico.
Ahora su hija reclama una porción del paquete de acciones de la compañía Fort, dado que su madre le reveló un secreto que cambió su identidad para siempre: la mujer de 50 años sería hija de Carlos Fort y no de Felipe, como lo supuso toda su vida.
Aschira nació en Marruecos, a principios de los años 30. Poco después se mudó con su familia a España donde se crió, pasó la adolescencia y tuvo su primera hija: Eva. A comienzo de los 60', la astróloga y Felipe se conocieron en Europa, durante un viaje del empresario que le llevaba casi 30 años de diferencia.
El clan Fort nunca aceptó esa relación, aún así Encarnación tomó la decisión de mudarse a Argentina para estar cerca de su amado. Sin embargo los oscuros secretos familiares comenzaron a profundizarse.
"Aschira vivía con Felipe pero se acostaba con su hijo Carlos. Yo soy fruto de esa relación". reveló públicamente Paloma, años atrás. Según la mujer, fue un secreto que le confesó su madre en una charla íntima y ahora pelea para que la justicia determine quién es su padre. La astróloga lo negó siempre frente a las cámaras.
La verdadera identidad de Paloma cambia el curso de la herencia de los Fort, al poder ser hermana del más reconocido de la familia: Ricardo, el comandante, quien en vida dijo que el que sacó la compañía de la ruina fue su padre, Carlos. La ecuación es básica: de ser hija de Felipe, Paloma accedería a una empresa casi fundida; pero al poder ser descendiente de Carlos, las acciones que le corresponden son mucho más elevadas.
Más allá de las especulaciones económicas, Paloma declaró: "Es difícil vivir sin saber tu identidad. No es nada agradable. Pero yo ahora no tengo dudas: soy hija de Carlos Fort". Un misterio que se vuelve casi incomprobable ahora que su madre murió y se llevó consigo el secreto a la tumba, para siempre.