Desde 2017, con la puesta en marcha en ese organismo del "Protocolo de actuación para la prevención, difusión y capacitación en situaciones de violencia en ambientes de trabajo" y la creación de la Comisión Interdisciplinaria del Observatorio de Violencia Laboral, se triplicaron las denuncias formales por violencia laboral y de género ingresadas a la Comisión de Igualdad de Oportunidades y Tratos (CIOT).
"Desde el primer 'Ni una menos' para acá y con el Protocolo han crecido las consultas y denuncias. Sí, antes estas situaciones estaban muy naturalizadas, incluso para quienes las padecían, con esta discursividad pública en torno a las violencias sexistas, con estas temáticas en agenda, quienes las padecían las han podido advertir y se están animando a hacer consultas y denuncias que antes no podían hacer", le explicó a Perfil Florencia Rovetto, investigadora del Conicet e integrante de la Comisión Interdisciplinaria del Observatorio.
Historias como las de un investigador superior, que antes de iniciar un viaje de campaña, les pregunta a las mujeres de su equipo "si ya empacaron sus bombachitas". Otro jefe de laboratorio pide favores sexuales a cambio de autorizar la participación en un congreso. El director de tesis que aconseja a sus becarias que "no se embaracen hasta que terminen la tesis". Se repiten en los pasillos del Conicet.
También crecieron las consultas por violencia laboral y de género. Desde 2014 hasta la actualidad el CIOT recibió 500 consultas vía correo electrónico y 200 telefónicas. En tanto, la Oficina de Atención al Becario (OABE), que funciona dentro de la Gerencia de Asuntos Legales del Conicet, recibe mensualmente aproximadamente 15 llamados telefónicos, cincuenta correos electrónicos e interviene en tres expedientes (casos de alta complejidad).
El 90% de las denuncias son realizadas por mujeres. "En general tiene que ver con acoso en el ámbito de trabajo, violencia institucional, el uso despótico o autoritario del lugar de poder que ejercen muchos directores y con eso también mecanismos extorsivos: firman una nota o permiso para irte a un congreso a cambio de favores sexuales o prebendas", indicó Rovetto.
La docente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) también relató que "hay situaciones graves denunciadas y otras que no ameritan un sumario pero que a la larga por ser sistemáticas y continuadas en el tiempo terminan siendo graves". Muchas veces se solicita un traslado, pero quienes deben cambiar de lugar de trabajo son las víctimas. Es más difícil mover a las personas que tiene poder, y eso hace a las lógicas jerárquicas del funcionamiento de la institución. Otras situaciones de hostigamiento o acoso menor no llegan siquiera a una denuncia formal.
"A veces no es necesaria una sanción, a veces es una persona que hace chistes misóginos en el laboratorio o se dirige de forma distinta a varones y mujeres, y lo mejor es hacer un taller de despatriarcalización y sensibilización en el instituto", aseguró Rovetto.
Desde la CIOT y el Observatorio vienen realizando talleres para prevenir, sensibilizar y concientizar sobre la violencia de género en el ámbito de trabajo: uno de los últimos se hizo a pedido de la Comisión de Becarios del Museo Argentino de Ciencias Naturales, ante reiteradas situaciones de arbitrariedad y autoritarismo.
En los talleres se explican las herramientas disponibles para que los trabajadores del Conicet puedan consultar, recibir asesoramiento y denunciar situaciones de violencia. Rovetto contó que "una de las primeras líneas que comenzamos a trabajar con el Observatorio fue afinar los instrumentos con los que contamos para registrar los casos, cómo se desarrolla una escucha empática para poder incluso nominar el tipo de violencia de que se trata".
En este aspecto, afirmó: "Las situaciones de violencia que se perciben en el ámbito de trabajo son parte de una matriz cultural, de una lógica de funcionamiento patriarcal en la cual estamos todos inmersos".
El directorio del Conicet acaba de aprobar un “Manual de procedimiento para la creación de espacios de atención de violencia laboral y de género”. Y se está avanzando en crear espacios de atención en los CCT de Córdoba, Rosario, Nordeste y Cenpat. “Con todas las dificultades que tiene Conicet, está poniendo sobre la mesa el problema de los vínculos y las violencias sexistas en su interior como una prioridad”, cerró la investigadora.