La trágica historia de Noa Pothoven generó conmoción en todo el mundo. Esta joven holandesa de 17 años, había pedido la eutanasia al Estado porque no quería vivir más. Había sido abusada sexualmente en tres oportunidades y estaba sumida en una profunda depresión. Finalmente, se dejó morir el domingo en su casa de Arnhem, rodeada de sus seres queridos.
Pese a que, en principio, se dijo que le habían aprobado al eutanasia. Luego, el país lo desmintió.
"Iré directo al grano: en un plazo máximo de 10 días, moriré. Después de años de luchar y pelear, francamente estoy agotada. He dejado de beber y comer por un tiempo, y después de muchas discusiones y evaluaciones, decidí acabar con todo, porque mi sufrimiento es insoportable", escribió en sus redes sociales. "Respiro, pero ya no vivo", concluyó.
Noa había sido abusada sexualmente en tres ocasiones distintas, la primera de ellas, cuando solo tenía 11 años. En ese entonces, un primo la agredió sexualmente en una fiesta; un año más tarde, ocurrió lo mismo en casa de otro adolescente; y, a los 14, fue violada por dos hombres en el vecindario de Elderveld, en Arnhem. Estos tres episodios la hundieron en una tremenda depresión, dejó de comer y comenzó con los pensamientos suicidas.
Hace unos meses, cuando luchaba por su recuperación, la joven hizo una lista de las cosas que le gustaría hacer y que hasta el momento no había podido:
- Andar en moto
- Fumar un cigarrillo
- Tomar alcohol
- Hacerme un tatuaje
- Comer un chocolate
El caso de esta adolescente volvió a abrir el debate sobre la eutanasia en todo el mundo. Cabe destacar que Holanda fue el primer país europeo en legalizar esta práctica. La ley entró en vigencia en abril de 2002, y permite la intervención directa y eficaz de un médico para causar la muerte de un paciente que sufre una enfermedad irreversible o que se encuentra en fase terminal y con padecimiento insoportable.
Noa no tenía una enfermedad irreversibe, pero sí un sufrimiento que no podía soportar, su padecimiento había sido causado por la violencia machista y fue suficiente para llevarla a tomar la decisión más triste de su vida.