“No puedo morir así”: estuvo más de 30 horas a la deriva aferrado a una soga, en el medio del Mar de Ansenuza

Luego de que su bote se diera vuelta por una tormenta, logró ser el único sobreviviente en la historia de los naufragios en ese lugar y contó todos los detalles a Vía Ansenuza.

“No puedo morir así”: estuvo más de 30 horas a la deriva aferrado a una soga, en el medio del Mar de Ansenuza
Horacio Cristali: Historia de supervivencia

Las historias de los pescadores que cayeron al agua en El Mar de Ansenuza o Mar Chiquita, tenían algo en común: no había sobrevivientes, hasta que el 1° de diciembre de 1998 ocurrió uno de los hechos más milagrosos de la historia de la laguna.

Horacio “Bocón” Cristalli es protagonista de esta maravillosa historia: era pescador comercial, en los años que la laguna era, casi, la única fuente de trabajo que había en Miramar de Ansenuza. La historia empieza cuando pierden una carga de pejerrey que les afectó la economía a Horacio, a su hermano “Roly” y a otros compañeros. Por esto decidieron en conjunto salir a pescar a la laguna a un punto particular, “El hueco de Los Locos”, una de las islas que contiene el Mar de Ansenuza.

”Estábamos secos, no teníamos un peso, entonces decidimos ir al ‘Hueco’ para ver si salía algo de pescado, fuimos en dos lanchas, una nueva y la mía. Era un lunes a la tarde, llegamos, tiramos las mallas y cuando terminamos no arrancaba la lancha nueva, éramos cuatro, dos en cada lancha, llegamos a la costa, revisamos la lancha y no había forma que arranque, así que dije, ‘bueno esta noche sacamos las mallas, si hay pescado, cargo todo y me vuelvo solo a Miramar, descargo la mercadería y busco el repuesto y vuelvo a buscarlos’”, empezó la historia Horacio en diálogo con Vía Ansenuza.

Bandera azul: "Isla Hueco de los locos"
Bandera azul: "Isla Hueco de los locos"

A la noche fueron a revisar las mallas y se encontraron con un cargamento de más de 400 kilos de pescado, que pusieron en cajas de 40 kilos cada una. Como tenían una sola lancha, no entraban todos, así que “Bocón” cumplió con lo que había dicho: cargó las 11 cajas de pescado en su bote pequeño, y a la madrugada partió hacia la costa de Miramar, en plena oscuridad.

Tenía 40 kilómetros aproximadamente, solo guiado por el resplandor de la costa: “Para nosotros era revivir vender el pescado ese, así que decidí salir. Había viento a favor, norte fuerte y del sur una tormenta, refocilaba un montón y arriba la luna, bien grande la luna. Entonces dije: ‘Hasta que no baje la luna, no levanta la tormenta’, tenía un margen de una hora más o menos”

“Pasando 30 minutos, el resplandor de Miramar desaparece, el mar se puso más oscuro de lo que era: ¡me había ganado la tormenta! En esos segundo que me dio, pensé, ‘voy a girar, me vuelvo y me dejo llevar de nuevo al sur a ver si me encuentro con la isla’. Giro y cuando lo hago, me entra una ola hasta el tobillo, empiezo a tirar cajas para ir más rápido”, recuerda.

Al mismo tiempo detalla: “Tiro una, tiro dos y a la tercera veo entre un refucilo una franja blanca, ¿qué es eso? Una ola gigante, acelero para enfrentarla, pero me pasa por arriba, da vuelta el bote y caigo al agua. Me agarro de una soga y no la suelto”.

La situación se sigue complicando: “El traje comienza a llenarse de agua y me tira para abajo, con una sola mano trate de sacármelo, pero fue imposible. Me hundo por completo, empiezo a tragar agua, no tenía más aire; de repente se me sale el traje solo y salgo a la superficie. Empiezo a toser y vomitar con la mala suerte de que por las olas el bote me pega en la cabeza, ¡pum! y dije: ‘Hasta acá llegamos, no me puedo morir así'”, relataba el pescador.

Peleando por la vida en el Mar de Ansenuza

Horacio pasa horas luchando con la tormenta, las olas y el frío: “En ese momento, es total supervivencia, cualquier ser humano o animal, por naturaleza, la pelea para no morir”, comentaba.

Ya a las seis de la tarde del día siguiente, nota que el viento sur cambió a norte, entonces empezaba a ver la costa, según su brújula, estaba viendo la costa de Playa Grande: “Me di cuenta de que cambió el viento, saqué cuentas y dije, estoy salvado, tres de la mañana estoy en la costa”.

Como a las 7.30 de la tarde se puso todo azul el cielo, se vino una tormenta del sur, con viento fuerte, lluvia y me llevó de nuevo adentro de la laguna. Toda la noche me mató a palos el viento, la peleé toda la noche despierto, me puse atrás de la lancha, que estaba dada vuelta. Me apoyé al motor, con el agua a la cintura”, recuerda.

Y agrega: “Amaneció, y como a las 7 de la mañana me pude subir al bote un rato y por el cansancio, me dormí, pero me caí de nuevo al agua. Yo iba agarrado a la soga del bote y también había bidones alrededor que viajaban conmigo, como a las once de la mañana, ya me dormía y pegaba la cara con el agua, entonces decidí ir a buscar un tanque que había a unos metros. Nadando despacito, lo traje y lo usé de apoyo”.

Horacio menciona que a eso de las 2 de la tarde “veía visiones” y se estaba rindiendo; las horas seguían pasando y comenzó a sentir ruidos: “Estaba casi hundido, miraba para arriba, los oídos estaban bajo el agua, entonces se escuchó el sonido de una lancha. Pensé que era otra alucinación, pero no, era el rescate, me di cuenta, había sobrevivido”, finalizó Cristalli.

Horacio Cristalli: Historia de supervivencia
Horacio Cristalli: Historia de supervivencia

¿Cómo lo encuentran a Horacio Cristalli?

Los puntos que están juntos fue el lugar de la caída, los cuatro puntos separados son el lugar de rescate.
Los puntos que están juntos fue el lugar de la caída, los cuatro puntos separados son el lugar de rescate.

Como la lancha estaba invertida y con la punta para arriba hizo reflejo con el sol, brilló tanto que los rescatistas, que también eran pescadores, fueron directamente a ver que era ese brillo y se encontraron con Horacio.

Una vez a salvo, estuvo internado por una semana, y luego, como si nada hubiese pasado (y por qué la necesidad obligaba), volvió al Mar de Ansenuza. No le guarda rencor, está agradecido porque dice que la laguna siempre les dio, pesca o turismo y eso es el pan de cada día.

Mirá el video “Historia de un sobreviviente al Mar de Ansenuza”

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