Verónica Castellino vive en Miramar de Ansenuza, su historia comienza en el año 2009, cuando decide junto a su marido tener un hijo: "Iniciamos esa búsqueda y se nos empezó a complicar, cuando los resultados empezaron a dar negativos, nos preocupamos", Comentó Vero.
La preocupación los llevó a investigar, fueron a distintas clínicas donde les hicieron muchos estudios para saber porque no podían tener éxito con el embarazo. Los exámenes siempre daban bien: "los exámenes daban todo perfecto, todo bien, entonces nos preguntábamos, ¿si está todo bien que nos pasa?. Seguimos con la búsqueda, Afirmó Verónica.
El tiempo fue pasando y los estados emocionales empezaron a jugar en contra, así que la decisión de tener más calma, llevo a replantarse a Vero en trabajar menos a tener más calma y mejorar su paz interior.
Dolor y frustración
"al principio no lo podés manejar, uno tiene que aprender, yo hace muy poquito que aprendí a manejar eso. Es muy doloroso, juega mucho lo emocional, lo psicológico. En aquel momento, caía, lloraba un montón, nunca me rendí, pero entre un intento y otro, tenía momentos muy feos".
Después de dos años de búsqueda, deciden no continuar: "Yo quería continuar y fue un golpe muy duro para mí, no me lo esperaba, pero tomamos esa decisión. Con el tiempo y aceptándolo, propuse una adopción, pero tampoco fue aceptado", Confesó.
Todas sus amigas ya tenían hijos y Verónica compartía la felicidad de ellas, pero internamente luchaba con sus sentimientos encontrados: "Me sentía sapo de otro pozo, yo no podía entender porque yo no podía ser mamá, si mis estudios daban bien. En esos momentos te bajoneas, te deprimís", dijo Vero.
Verónica sufre la ruptura de su matrimonio, pero no abandona el sueño de ser mamá y empieza una épica batalla que la lleva a soportar los más duros exámenes e invasivos tratamientos. Son tan fuertes los tratamientos que les creaban pólipos y nódulos, se tuvo que someter a intervenciones quirúrgicas para extraerlos y seguir adelante.
Hubo situaciones muy complicadas y que eran de mucho sacrificio: "Me tenía que inyectar en la panza, para estimular mi cuerpo, varias veces, en algunas oportunidades me ayudaban mis amigas, es una aguja que tenés que ponerte de a poco, en distintos lugares de la panza", afirmó.
Verónica confeso que estuvo de rodillas muchas veces y que no sabía si se iba poder levantar, pero lo hizo, con la fuerza que le dio su familia y sus amigos.
Final feliz
Hoy está embarazada de cinco meses, lleva en su vientre a Federico, lo logró gracias a la donación de un óvulo y un espermatozoide, que lograron un pre embrión que luego trasladaron a su útero: "Estoy feliz, estoy en las nubes. Estoy proyectando mi vida con Federico, quiero darle las herramientas para que él pueda ser feliz".
Verónica logró su sueño, porque nunca se rindió, porque entendió que hay muchas posibilidades de ser mamá: "Yo creo que, con solo desearlo, ya sos mamá, el secreto está en entender que hay muchas maneras de serlo".