Maximiliano Ortiz y su esposa Abigail son una joven pareja que formaron una familia, tienen 4 hijos y por cosas de la pandemia, la necesidad del sustento económico, los horarios, estar presentes con sus hijos, llevaron a que esta pareja, de 32 años de edad, se animara a emprender. “Teníamos que decidir qué podíamos hacer para subsistir a todo este tema y se nos ocurrió la idea de un puestito de vendedor ambulante”, dijo Maximiliano.
Así nació la venta de “Chocolante”, una palabra que juega y combina “chocolate” con “ambulante”. El puesto está ubicado en el centro de la ciudad y se destaca por la venta de chocolate caliente acompañado con churros y/o facturas. También tienen la opción de café, para los amamantes de esa infusión. “Decidimos emprender este proyectito chiquito que, gracias a Dios, todo va encaminado. Tenemos muchas ideas”, remarcó. El pequeño empresario agradeció a los que compran sus productos, en especial a un vecino que le permite guardar el “carrito” en su casa.
En este sentido y de manera humilde, ellos, toman y solicitan sugerencias, críticas constructivas para ir mejorando la calidad. Son conscientes que tienen un puesto ambulante y recién están empezando, pero su chocolate tiene un secreto también, como toda receta. Maximiliano, trabajó en el sector gastronómico como camarero y barista, y tiene su toque. No se va a revelar la receta, pero lo que sí se puede contar es que no usan las marcas comerciales de chocolate en polvo.
El factor que incide de manera negativa, es la etapa invernal y las bajas temperaturas que penetra hasta los huesos. Al momento, no tuvieron la oportunidad de equiparse con ropa térmica, pero igualmente, se abrigan y salen a la cancha de la vida a jugarse todo para ganarse el peso, y de ese modo llevar el plato de comida a la casa.
Para lograr la combinación perfecta entre bebida caliente y acompañamiento, trabajan con una churrería y una panificadora que tienen su trayectoria en la ciudad. Ellos tratan de llevar sus productos al mejor precio, para que todos puedan disfrutar de una bebida caliente al paso.
Maximiliano y Abigail son un apareja que van adelante, tienen mucha fe en Dios y saben que su proyecto va a funcionar, porque así se lo demuestra la gente que pasa y compra. Cada día se levantan, toman sus cosas y salen. En relación a esto, Maxi dijo que su motor son sus hijos. “Nosotros no queremos molestar a nadie. Yo lo único que quiero es salir a buscar el peso para la casa, nada más. Tampoco voy a hacer, no voy a montar un local ahí, pero en base a eso, pueden venir un montón de cosas más”, remarcó.
Para finalizar, animó a la gente que está dudando en emprender. También adelantó que ya tienen ideas para los días de calor y tienen sorpresas para la gente. “Seguramente nos vamos a seguir viendo. Para el verano vamos a tener novedades fresquitas, porque hay muchos días lindos de sol en el verano acá, hay que aprovecharlos y el calor demanda frescura. Nosotros tenemos una sorpresa preparada para todo ellos”, concluyó.
Buenos antecedentes en Argentina
En tiempos difíciles como guerras, pandemias y crisis económicas, las personas tuvieron que reinventarse. Europeos que emigraron a nuestro país en busca de un porvenir, pusieron puestos ambulantes de varios rubros y tuvieron éxito. Es el caso en la ciudad de Mar del Plata, donde un hombre llamado Manuel Benito, proveniente de Burgos - España, emprendió su puesto ambulante de churros y buñuelos, y hoy, ese nombre es representativo de una cadena exitosa.