La mujer trans que se casó el pasado sábado con un hombre por iglesia en la ciudad de Ushuaia, bajo los ritos del culto católico, afirmó que su condición no implica “ni perder la fe ni dejar de ser hija de Dios”, y explicó que se vistió de negro en homenaje a “las compañeras que no pudieron cumplir este sueño”.
En ese sentido Victoria Castro, de 46 años, sostuvo que se trató de un momento “muy significativo para el colectivo LGBTIQ+” porque la Iglesia “es un lugar que se nos venía negando, como tantas otras cosas”. Según Castro, la boda con Pablo López Silva de 54 años, fue “un acto de reconciliación y un regreso a casa, en este caso la casa de Dios”.
“Si esta familia que tenemos con Pablo no fue construida desde el amor y con la mano de Dios, entonces que me digan dónde está Dios. Porque Jesús miraba a las personas más allá de su condición. Esa es la iglesia que queremos”, fundamentó Castro en una entrevista con Télam.
En la misma línea, el párroco Fabián Colman sostuvo en su homilía que “la Iglesia es de todos, y cuando digo todos, son todos”.
Victoria y Pablo se casaron por civil el 8 de diciembre de 2011, ya pesar de ser ambos religiosos practicantes, fueron alejándose de la Iglesia a medida que impidieron actividades como comulgar o confesarse. “Hablamos con el padre Fabián, con la idea de hacer esta ceremonia, y él aceptó. Nos dijo que solo evalúa de las personas su capacidad de amar. Por supuesto hizo consultas con el Obispado, pero personalmente siempre se mostró predispuesto”, relató Victoria .
La pareja tiene tres hijos: dos de 16 y uno de 19 años que adoptaron cuando tenían 9 y 11 años.
“Logramos una construcción familiar maravillosa, con todas las dificultades y cosas lindas de cualquier familia. Estamos en una época donde la realidad social pasa por arriba de ciertos dogmas. No importa con quién uno duerme, sino su capacidad para amar al prójimo”, reflexionó la mujer.
Cabe recordar que la boda no fue inscripta como un matrimonio en los documentos eclesiásticos porque las normas del derecho canónico todavía lo impiden, aunque se trató de la primera de estas características en la historia provincial, y una de las primeras del país, según precisaron fuentes del clero.