No hay palabras que puedan describir la profunda emotividad que hay en el adiós a los que amamos. Pero cuando se despide a un héroe, el desconsuelo se traslada, de familiares, compañeros y amigos, a la sociedad toda. Emanuel Agudo falleció coronado de gloria, pese a los esfuerzos médicos, luego de cuatro días de lucha en el Hospital Padilla. El director del nosocomio, Dr. Jorge Valdecantos señaló que “tenía pocas probabilidades, hicimos todo lo posible para que sobreviva”, y agregó que “confiábamos en la juventud del paciente, pero luego aparecieron otras cuestiones, era un caso grave”.
Recordemos que Agudo fue ingresado al hospital domingo pasado con el 35% de su cuerpo quemado, fracturas de cráneo y cara, y politraumatismos diversos, graves heridas que resultaron fatales. Estas se produjeron por el desplome del techo, cuando el oficial, junto a otros compañeros, se adentró a la estructura en llamas para sofocar un incendio que amenazaba a toda la manzana.
El conmovedor velorio tuvo lugar en José Colombres 40 de la capital tucumana. Luego el cortejo, en procesión, se trasladó al cuartel de bomberos al que pertenecía Agudo y luego hacia el cementerio de Mancopa, cercano a Los Bulacios, de donde era oriundo el oficial. Allí un profundo silencio acompañó la inhumación de los restos, tras lo cual el aplauso cerrado de oficiales y seres queridos no podía ocultar las expresiones de desgarrado dolor.
Por su parte, el jefe de la Policía, Joaquín Girvau, recalcó que la institución, en conjunto con el Ministerio de Seguridad y el Gobierno de la provincia, estará al lado de la familia, acompañando y solventando todo gasto resultante de la trágica situación. Además, ratificó: “A Emanuel Agudo lo vamos a despedir como un héroe, con todos los honores, siempre será reconocido en la fuerza y perdurará en la historia de la institución como un héroe que arriesgó su vida en cumplimiento del deber y a favor de la sociedad”. Una sociedad que llora la pérdida de un héroe, por un incendio que pudo evitarse desde la prevención. Una sociedad que busca respuestas, que además de honores, pide justicia para el oficial caído. Mas su partida no fue en vano: su heroico sacrificio, junto al esfuerzo de sus colegas, salvó no ya bienes materiales, si no seres humanos, que serán un recordatorio viviente del joven héroe, que habitará por siempre en nuestros corazones.