Naicó, como tantos otros pueblos argentinos, nació al lado de las vías del ferrocarril a fines del siglo XIX. Llegó a tener 600 habitantes, Comisión de Fomento, comisaría, Juzgado de Paz, hotel y escuela. Y por esas cosas de la vida, cuando dejó de pasar el tren la gente se fue.
Ubicado a unos 45 kilómetros al sudoeste de Santa Rosa, en plena zona de monte de caldenes, su fama de “pueblo fantasma” atrajo visitantes en las últimas décadas que lo convirtieron en un atractivo turístico singular.
Ahora, y para ponerlo en valor, la Secretaría de Turismo de la provincia y la Municipalidad de Ataliva Roca, bajo cuya jurisdicción quedó su ejido, colocaron cartelería interpretativa en sitios de importancia histórica.
Son diez carteles implantados en lugares como el conventillo, la estación de ferrocarril, la plaza, la Escuela N° 80, y lo que queda del almacén de ramos generales. También se colocó un cartel en el Cerro de la Virgen y un plano del sitio.
Esta iniciativa es una de las primeras de una serie de intervenciones que facilitarán el acceso a varios sitios turísticos de La Pampa, tarea desarrollada por la Secretaría con la intención de estimular la actividad y facilitar la elaboración de circuitos atractivos para los visitantes.
Dice la historia que Naicó fue zona de tolderías, con buenas aguas y pasturas para el ganado. Después de la Conquista del Desierto cobró importancia estratégico militar y para 1880 era territorio conquistado. Poco después comenzaron a mensurarse las tierras que se distribuyeron en familias pioneras.
Hoy, todo el sitio es como un gran monumento histórico, con algunos habitantes que se cuentan con los dedos de las manos y un hostal que ofrece alojamiento y comidas típicas al turismo. Un lugar único, agreste, despojado y áspero. Una muestra de La Pampa “de tierra adentro”.