La hermana María Cristiana Demianczuk (44) es nacida en San Rafael pero hace años dejó su tierra natal para instalarse en Ucrania y hoy, durante el conflicto con Rusia, la religiosa arriesga su vida para evacuar a niños, adolescentes y madres solteras con hijos.
“No sabemos qué va a pasar. Lo único que puedo decir es que por ahora la decisión es quedarnos y ayudar en todo lo que se pueda. Ahora, ayudamos a evacuar”, dijo la religiosa del Instituto del Verbo Encarnado en diálogo con Clarín.
La misión de la hermana en Ucranía
La hermana María Cristiana junto a otras religiosas estaba en la ciudad de Ivano-Frankivsk donde se encontraba la mayor cantidad de religiosos del Verbo Encarnado pero tuvieron que abandonarla cuando comenzaron los ataques. Actualmente se encuentra en la provincia de Zakarpattia, en el suroeste de Ucrania.
“Sólo Dios sabe a cuanta gente deberemos consolar, a cuanta gente deberemos ayudar a reconstruir lo que tenía, a cuantos enfermos deberemos socorrer y curar y a cuantos muertos deberemos enterrar”, comentó la hermana que está viviendo en Ucrania desde hace 23 años.
“El pueblo ucraniano está sufriendo una guerra. Independientemente de todos los motivos geopolíticos y económicos que los entendidos en el tema puedan estar dando, el hecho que nos afecta ahora es que estamos sufriendo una guerra y están muriendo muchos inocentes”, sostuvo la religiosa.
Cuando comenzaron los ataques “un grupo de hermanas se desplazó con los niños del hogar para huérfanos San Nicolás a nuestro cargo a un pueblo en las afueras de Ivano-Frankivsk donde funciona otro de nuestros hogares destinado a madres solteras con sus hijos, llamado Inmaculado Corazón. Y otro grupo pequeño en el que estaba yo, de adolescentes de un pensionado junto con las novicias y su maestra, nos desplazamos a la provincia de Zakarpattia, en el suroeste del país. La provincia de Zakarpattia es una zona muy recluida y sin grandes centros urbanos”, detalló la hermana María.
La semana pasada las religiosas lograron evacuar a más de 100 personas (81 niños y 29 mamás) por la frontera con Hungría.
Parate de la tarea que están llevando a cabo es buscarle a los evacuados un lugar, una vez que logran sacarlos del país, los envían a hogares de familias amigas que los apoyan desde hace años.
“Nuestra prioridad estos primeros días fue evacuar y poner a salvo la gente que estuvo estos años a nuestro cargo. Pero seguiremos ayudando en la medida de nuestras posibilidades a toda la gente que necesite ayuda. Nuestra ayuda en estos momentos consiste en buscarles un lugar donde dormir, qué comer, darles contención, mientras esta gente ve por cuál frontera y a dónde se puede dirigir”, explicó la monja.
Vivir la fe y ayudar a los necesitados
La religiosa aseguró que esta situación “la vivimos desde la fe y desde la esperanza e intentando ahora más que nunca mostrar caridad para con los más necesitados”.
“Salvo las ciudades en las cual hay toque de queda, las iglesias y parroquias siguen ofreciendo servicios religiosos. La gente va a misa, se confiesa, comulga y ciertamente que toda esta ayuda espiritual las fortalece en estos momentos tan difíciles. Mucha gente reza porque tiene un marido o un hijo u otro familiar en el frente”, agregó.
La decisión de la hermana junto con el resto de religiosas y sacerdotes que se encuentran en medio de la invasión de Rusia a Ucrania es permanecer pase lo que pase para ayudar a quien lo necesite.
“Nuestra idea es quedarnos aquí para ayudar no solo a la gente que estuvo a nuestro cargo durante todos estos años, sino también a otras personas que van llegando del este con intenciones de dejar el país. Ahora ayudamos con la evacuación… En unos días, semanas o meses, dependiendo de cómo evolucione la guerra, quizás debamos ayudar de otro modo”, dijo la hermana Cristina