Detrás de cada deportista hay una historia, muchas veces de lucha y superación personal. Como la de Catriel Rojas. Es nicoleño, tiene 18 años y hace poquito nomás representó a la ciudad en los Juegos Bonaerenses en tenis de mesa.
Fue debut y despedida, pero con una particularidad: pese a tener una pierna ortopédica decidió competir en la categoría convencional. "Mi profesor me dijo que tengo un nivel de juego muy alto, por eso el cambio. El primer día perdí el partido 3 a 2, estaba 2 a 0 abajo pero algo se despertó en mí y lo remonté", confió Catriel. Aunque no alcanzó, sin dudas fue toda una experiencia.
Sin embargo, la vuelta trajo consigo nuevas preocupaciones. Tiene que hacerle unos retoques a la prótesis pero dejó de recibir hace seis meses la pensión por discapacidad. A ello se suma que su papá se quedó sin trabajo y era el sostén de la familia. Ahora él se la rebusca en los semáforos haciendo malabares para costear con poco el tratamiento.
“Tengo que comprar pequeñas cosas que serían el detalle de la adaptación por el desgaste. En sí no es tanta plata, pero cuesta juntarla con changuitas”, sostuvo.
Fue su última participación en la disciplina por la edad y no descarta volver a Mar del Plata el año que viene pero con natación. "Pasé por todos los deportes: golf, atletismo, tenis de mesa y natación. Por una cuestión de que la competencia en natación es hasta los 25 años, es que barajamos esa posibilidad para 2019", explicó, aunque ya con el bagaje previo de esta participación. ¡Un grande!
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