El paro encabezado por la CGT y la CTA no empañó la celebración mariana, pero lo cierto es que complicó -y cómo- el arribo de fieles al Santuario, sobre todo por la incertidumbre en cuanto a la adhesión de la UTA. Todo indicaba que este fin de semana se iba a producir un importante afluente de peregrinos, pero la realidad golpeó fuerte y hubo que rearmar las piezas.
Las estrategias fueron muchas, y si bien esta mañana estaban ingresando algunos colectivos que venían principalmente del norte y centro del país, otros más previsores optaron por contratar vehículos particulares para no quedar varados. La expectativa todavía es alta de cara a la misa central programada para las 16, pero el movimiento decididamente inferior es palpable en las calles, aún con el colorido y la algarabía de siempre.
Tal como indicó el director de Turismo local, Esteban Gerad, a Vía San Nicolás, había mucha incertidumbre en los días previos, aunque "que el tiempo haya acompañado, también es buena señal". "Es una ciudad que convoca y la gente se aferra a la fe hoy más que nunca en un contexto político y económico complicado", remarcó, y lamentó que haya coincidido con la medida de fuerza.
Habrá que ver qué sucede también con la marcha organizada por el Movimiento Evita y la CETP, que los movilizará cerca del mediodía hasta el campito para visibilizar sus reclamos, y no descartan que haya cortes y piquetes en las inmediaciones.
Los más optimistas como Gerad, hablan de que se espera la llegada de unos 100 mil fieles, una cifra significativamente menor a la del año pasado, pero que resume un poco los avatares propios del momento. Incluso, en la tradicional homilía de la medianoche con la que se da inicio a la celebración por el cumpleaños de María, las imágenes daban cuenta de que había bastantes claros.
Por su parte, Andrea Desiato, voluntaria del Santuario, sostuvo que "todavía no tenemos un número, pero evidentemente el paro se hizo sentir fuerte".