Las agencias de lotería no están atravesando el mejor momento en la ciudad. El panorama no sorprende en un contexto donde el asalariado busca ajustar gastos que no son imprescindibles para la economía familiar, y los propietarios hablan de una diminución del 20% en la actividad respecto de principios de 2018.
La mayoría coincide en que hay dos factores que se conjugan para configurar este difícil escenario: el aumento de costos y la recaudación atrasada en términos nominales.
"Estamos complicados. La gente hoy juega el mismo importe que antes pero nuestros costos aumentaron muchísimo", aseguró Roberto a El Norte, dueño de las agencias Negro el 17 (Falcón 207) y Colorado el 32 (Rondeau y Mitre).
"El que sigue jugando apuesta lo mismo de siempre, mientras al agenciero le aumenta el alquiler, la tarifa eléctrica, el gas, el mantenimiento de las terminales, el porcentaje de los comisionistas y el salario de los empleados. Nosotros no podemos trasladar ese mayor costo al producto, por lo que convivimos con una recaudación atrasada", explicó, y sostuvo que "para que sea redituable, el que antes jugaba $10 ahora tendría que jugar $25".
En ese mismo sentido se expresó Roxana, de la agencia Rodríguez: "Muchos juegan buscando salvarse. Pero cuando no hay plata para jugar tampoco hay manera de salvarse". Un panorama similar revelaron desde la agencia Rula (Don Bosco 46), e indicaron que "la gente mayormente hace boletas de Loto y Quini 6, que son las jugadas que más premios acumulan".
