Agustina Villarranza está viviendo un sueño. Fue titular en el debut mundialista con la selección juvenil de handball y, pese a la aplastante derrota con Rusia (43-14), tuvo buenas intervenciones que la mantuvieron en cancha durante casi todo el encuentro.
"Antes del partido estaba muy nerviosa, pensé que iba a ser peor. Pero cuando estaba cantando el himno sentía que tenía el corazón a mil", confesó a la prensa.
Hizo una autocrática respecto de su actuación, y sostuvo que sabían que "iba a ser un partido difícil". "Siento que no jugué mal pero que podría haber hecho mucho más. Rusia es el último campeón y aunque conocíamos su juego, esperábamos menos goles de diferencia", se sinceró la nicoleña, con la mente puesta ya en el próximo rival.
Este jueves a las 15 se medirán con Japón –subcampeón asiático-, en un encuentro que será clave para mantener intactas las chances de pasar a segunda ronda.
Argentina comparte el Grupo C también con Noruega y Holanda, y entre las aspiraciones nacionales está mejorar el 18º puesto de Eslovaquia pese al recambio en el plantel y el poco roce internacional de muchas de sus jugadoras.