Niños felices en San Luis: quedó inaugurada la primera plaza para pequeños con autismo

Quedó inaugurado el nuevo centro de juego inclusivo, un espacio ubicado entre el Centro Cultural “José La Vía” y el barrio ProCreAr.

Niños felices en San Luis: quedó inaugurada la primera plaza para pequeños con autismo
Plaza Azul, para niños con autismo en San Luis.

La ciudad de San Luis cuenta ya con el primer espacio para que jueguen los niños y niñas con trastornos del espectro autista (TEA) o condiciones del espectro autista (CEA). El mismo es la primera “Plaza Azul”, predio ubicado entre Centro Cultural “José La Vía” y el barrio ProCreAr.

La plaza de juegos está destinado principalmente a niñas y niños autistas, pero no excluye a otros niños. Dada sus características, la hace única en la provincia, ya que está preparada con materiales que le permiten la estimulación, entretenimiento y seguridad de cada pequeño con TEA o CEA.

Plaza Azul cuenta con un cierre perimetral, césped sintético, piso de goma, rampas de acceso, iluminación led, equipamiento de juegos, resorte espiral, tubo de gateo, paneles sensoriales, puente metálico y parasoles, y asientos en cada sector para que los padres puedan verlos constantemente, entre otras estructuras.

El diseño integral estuvo orientado a respetar los distintos modos en que los pequeños procesan estímulos externos teniendo como principal objetivo la diversión y el bienestar. Y tiene tres sectores: césped sintético, otra con caucho y otra con césped natural.

Plaza Azul, para niños con autismo en San Luis.
Plaza Azul, para niños con autismo en San Luis.

Ada Ortega y Johana López Contrera, de la Asociación Autismo San Luis, comentaron que la plaza comenzó a crearse con un pre proyecto en 2021 y que desde entonces se trabajó junto a la Municipalidad para lograr su concreción. El mismo se construyó finalmente en 180 días y tuvo una inversión de $38.920.000.

Esta plaza permite a los padres estar más tranquilos a la hora de cuidarlos mientras los niños y niñas con TEA y CEA se divierten.

“Nuestros hijos escapan. Nuestros hijos huyen. Nosotros no podemos sentarnos tranquilos a esperar que ellos jueguen y se diviertan, porque sabemos que un ruido los altera y salen corriendo. Se caen, se lastiman. El piso blando permite que nosotros estemos tranquilos ante una caída y tener un espacio cerrado nos asegura que no se va a escapar. Además que van a tener toda la estimulación motriz y sensorial adecuada”, dijo Ada Ortega.