Como el Ave Fenix, que una vez se permitió ser ceniza para luego volver a nacer, la artista visual Violeta Pérez Anzorena aceptó los golpes mortales de la vida para reinventarse como mujer. Y ese proceso cíclico que pude duras días en algunas personas, semanas en otras, décadas en otras, ello lo plasmó en una muestra fotográfica a la que llamó "Vida/Muerte/Vida".
La exposición tiene 17 obras realizadas con fotomontaje y esta es la primera muestra en solitario de la artista, hizo unas grupales anteriormente. La muestra queda inaugurada el viernes 19 de octubre a las 18 y puede visitarse hasta el 14 de noviembre en el archivo histórico de la provincia, en el centro cultural "Los ojos de José La Vía" (9 de julio y San Martín). La entrada es gratuita y las puertas están abiertas de 8 a 20.
Lo curioso de su arte es que además de la artística y el sello personal que le imprime a cada una de sus obras mediante técnicas digitales, es que de varias fotografías, ella es la modelo.
"En la muestra expresé mi embrazo, mi puerperio y mi maternidad", dice Violeta Pérez Anzorena.
"Las fotos las hago sola, con un trípode. Tomo varias capturas de manera que luego en Photoshop pueda editarlas y lograr el foto montaje o la foto manipulación que desee. En es muestra tuve la suerte de contar con algunas modelos, entre ellas, mi hermana. Quien me ha ayudado mucho en el proceso de creación", cuenta a Via San Luis.
"Fue una creación que llevó bastante tiempo, cuando trabaja de docente en la universidad de la Punta, una alumna me prestó un libro -que luego compré- que se llama Mujeres que corren con los lobos de Calrissa Pinkola Estés. Ese libro recaba historias, relatos, mitos de todas partes del mundo que tienen como eje central a las mujeres. La autora compara a los lobos con las mujeres porque está científicamente comprobado que nosotras nos manejamos en manadas y con relaciones muy particulares y similares a ellos", agrega la fotógrafa.
Impactada por esas páginas, Violeta pensó que podía ser un agran proyecto fotográfico. Pero luego quedó embarazada y se dedicó solo a leerlo y experimentar el gran cambio en su vida "con miedo, felicidad, alegría y tristeza". Descubrí una ambigüedad de sentimientos que me avasallaron y no pude siquiera comprenderlos. Durante ese momento, e incluso luego de parir, no podía bajar todo lo que en mi habitaba", confiesa.
En el puerperio, Violeta - que también es periodista- pensó que no iba a poder volver a dedicarse a la fotografía, que ese ciclo estaba cerrado en su vida. Sin embargo no fue así y a través de la fotografía logró darle luz a las sombras que enfrentó. Con coraje, ella se animó a "hablar de aquello que no se habla, de sacarle romanticismo a la maternidad", dice.
"Nadie quiere escuchar palabras como maternidad y oscuridad, dolor o duelo juntas, pero yo siento pero tuve que dejar ir a la violeta que alguna vez fui para darle nacimiento a esta nueva, a esta Violeta mamá y mujer nuevas, evolucionadas", confiesa.
Esta muestra estuvo expuesta durante septiembre el Centro Cultural de la UNSL y ahora vuelve a escena. "La he resinificado totalmente", cierra Violeta.