Orlando Fructuoso "Quito" Valdez tiene 60 años y es de la localidad de Quines en San Luis, a los doce empezó a trabajar la madera y jamás imaginó que se convertiría en una pasión y mucho menos en su profesión.
"Trabajé como lijador en lo de Martín Macías, con ellos me inicié pero también trabajé en otras (tornerías y madereras) porque por esos años estaban la de Andrés Macías, Julio Domínguez y la de las familias Bressa, Gatica y Carrizo, eran muchas y tuve muchos patrones, de cada uno de ellos algo aprendí", recordó el hombre al periodista de El Diario de la República y añadió que también trabajó en una mueblería de Merlo donde se encargaba de cosas menores. "No era lo mío, pero cumplí con responsabilidad todo lo que me mandaban hacer" aseguró.
"Quito" es uno de los pocos artesanos de la madera en Quines, nació en esa localidad un 23 de octubre de 1958, es hijo de Milfa Jerónima Romero y de Juan Agrispín Valdez.
El hombre trabajó desde su infancia, ya que proviene de una familia trabajadora y de campo, es así que además de manipular la madera, ayudaba - con sus hermanos - a su padre a cosechar en Mendoza, durante las temporadas.
Valdez fabrica mates, ceniceros, figuras, platos, entre otras cosas; aseguró que ya, a sus 60 años, tiene un estilo singular para trabajar la madera. A las piezas las fabrica en el taller de su casa, en la calle Malvinas Argentinas del barrio 4 de Junio, de la localidad.
"Tengo mi propio estilo para trabajar la madera y me dio muy buenos resultados. De la máquina de cortar en el patio, hasta que la madera pasa por el torno y una vez que está encuadrada se van dando los pasos para darle forma al plato o el mate, o lo que se pretenda hacer".
"Quito" es un artesano, y como tal, se encargó de aclarar que en su taller se trabaja "a ojo", es decir, que no se utilizan herramientas compradas, solo herramientas manuales, las fabrica él después de estar horas frente a una fragua, tomando los recaudos necesarios para lograr un bien templado y ver detenidamente la utilidad que le puede dar a lo creado.
"Yo fabrico de todo, palilleros, mates, pizzeras, morteros, ceniceros, azucareras, de todo un poco, siempre me gustó hacer un poco de lo que yo sé hacer, todo a cálculo, como decimos nosotros, a ojo nomás" contó orgulloso.
El artesano recordó que su papá fue toda su vida un peón golondrina y que su trabajo lo llevó por distintos puntos del país, lo que motivó a que cuando su madre falleció, él padre tenía 45 años, junto a sus hermanos Aldo, José, Ariel, Mario, Milfa, Teté y Elida, tuvieron que hacer varios cambios de domicilio.
"Mi padre también era alumbrador, cosechador de maíz o se iba a las hachadas en busca de trabajo, por eso nosotros fuimos aprendiendo algún oficio, yo me incliné por la madera porque de chico la trabajé y me ha dado muchas satisfacciones y soy un agradecido a Dios y a la vida" relató.
Actualmente Quito está casado con María Esther Arrieta y tiene diez hijos: Cristian, Franco, Valeria, Julia, Sandra, Diego, Juan, Gabriel y Lourdes (fallecida). Tiene seis nietos; Álvaro, Vicente, Gerónimo, Nicolás, Lourdes y Catalina.
Orgulloso expresó: "Pude criar a mis hijos, que son muchos, educarlos, o enseñarles una profesión. Algunos siguen en el taller, dos son policías una de mis hijas es enfermera, otro está en una gran empresa constructora y otra es maestra, también logré tener mi propio taller, a la madera le debo todo lo que soy y todo lo que tengo".
Las obras de arte de Valdez no solo quedan en territorio puntano, sino que se venden en varias provincias como La Rioja, San Juan, Mendoza o Buenos Aires, o al norte del país; incluso también le llegan pedidos desde Bariloche o Villa la Angostura, que son rápidamente embalados y enviados a sus destinatarios.