Un joven de 21 años deberá someterse a un tratamiento psicológico para intentar recuperarse de su excesivo consumo de pornografía infantil. Así lo ordenó el juez Matías Parrón, quien en las últimas horas decidió castigarlo a dos años de prisión en suspenso, es decir, sin encierro. El imputado, identificado como Rodrigo Arroyo, aceptó el castigo impuesto por el magistrado.
Este caso salió a la luz a gracias a la organización internacional “Missing Children”, cuyo reporte involucró a un sanjuanino en la circulación en redes sociales de pornografía infantil. En principio se informaron sobre 43 archivos, pero tras investigaciones que encaró un fiscal sanjuanino se hallaron 7.000 archivos del celular secuestrado del sanjuanino implicado.
El material encontrado era traficado en diferentes grupos de redes sociales y en muchos de ellos, había niños como víctimas. Por tales razones, el fiscal Eduardo Gallastegui y los ayudantes fiscales Daniela Pringles y Fernando Guerrero pretendían reajustar la calificación delictiva e imputarle a Arroyo la tenencia de material de abuso y explotación sexual infantil con fines inequívocos de distribución, agravado porque en varios de esos archivos las víctimas eran menores de 13 años.
Sin embargo, el joven imputado se adelantó y decidió acordar un juicio abreviado, admitiendo su autoría del delito y aceptando una condena de 2 años en suspenso (sin encierro) y 8 meses de tratamiento psicológico.
Arroyo ya se encuentra en libertad después de pasar 74 días preso tras ser imputado por portación de pornografía infantil.