Se vienen los Juegos Panapanamericanos en Santiago 2023 y quedó confirmada la Selección Argentina. Una de sus integrantes es Magui Sergo, ciclista sanjuanina que quedó cuadripléjica cuando estudiaba Educación Física y tres años después -lejos de desmoronarse- luchó con esperanzas para volver a caminar. Y logró eso y mucho más.
Del 17 al 26 de noviembre se desarrollará la competencia en el vecino país. Allí, como sucedió con los Panamericanos, la Argentina irá a los Para-panamericanos con una delegación numerosa.
Y en la disciplina de ciclismo estará Magui, quien vestirá la albiceleste con gran orgullo.
Conocé la historia de Magui
Magdalena Sergo (26) estudiaba Educación Física en el ISEF (Instituto Superior de Educación Física) y un mal ejercicio en la materia Prácticas Gimnásticas le provocó el desplazamiento de tres vértebras de la cervical.
Concurrió repetidas veces al centro de salud por los fuertes dolores, pero con el correr de las horas su movilidad fue desapareciendo provocándole una desesperación absoluta.
Luego de ver sus síntomas, la joven fue diagnosticada con una cuadriplejía la cual la obligó a abandonar toda actividad.
“Estaba haciendo uno de los tantos roles que hicimos en esa clase y se me desplazaron las cervicales 5, 6 y 7, dejando como diagnóstico una lesión medular incompleta. Se perdió la movilidad de todo mi cuerpo para abajo por lo que quede con una cuadruplejia. Ese mismo día fui perdiendo la movilidad progresivamente hasta que al otro día me internaron, no podía mover absolutamente nada de mi cuerpo”, recordó la joven a Tiempo de San Juan.
Magui remarcó que tardaron tres días en darle su diagnóstico de lesión de médula incompleta.
Eso a ella le causó esperanzas. Lo vio con otra perspectiva. Por lo que no entró en desesperación porque “quiso decir que había posibilidad de recuperación, con rehabilitación y medicación, lo cual finalmente pude hacer y salí adelante”, confió.
Su constancia, perseverancia y resiliencia
Magui sintió que su vida y sus sueños se desmoronaban al verse inmóvil. Pero con el correr de los meses, su cuerpo fue reaccionando y comenzó a dar pelea.
“En ese momento mi vida cambió bastante, porque yo perdí todo ese año en el instituto. Perdí mi vida, porque pensé que no iba a poder estudiar más Educación Física, que no iba a poder ser profe”, afirmó.
Sin embargo, a los pocos meses empezaron a activarse sus funciones y eso le permitió dar sus primeros pasos.
Con un trabajo continuo, con ayuda de profesionales y de su familia, “en diciembre me empecé a sentir más independiente, ya no necesitaba ayuda. Los vasos que usaba eran de plástico, porque no me los podía”, describió la joven en su proceso de superación.
Al año siguiente y ya recuperada -sólo con algunas secuelas-, Magui tomó la decisión de retomar el profesorado de Educación Física en el ISEF.
Obstinada y pese a los temores de su familia que le expresó su desacuerdo por temor a que le volviera a suceder lo mismo, ella siguió su corazón.
“Decidí estudiarla a escondidas y a ellos les dije que iba a estudiar el profesorado de Biología, que de hecho hice el cursillo, entré para estudiarla y hacer paralelamente la de Educación Física. Ahí tuve que hablar con algunos profes para que puedan entender mis dificultades. Algunos deportes los aprobé dando clases, porque era muy perjudicial para mí tener que hacer los ejercicios”, expresó la profe que trabaja con adultos mayores y es docente DAI.
Y luego agregó: “Hice las dos carreras de forma paralela, dejaba mi ropa con mis amigos y con mi novio, ellos me la lavaban. Así pasaron 3 años y cuando me tocó hacer la residencia, recién ahí les dije a mis padres que en unos meses me recibía. No lo podían creer”, concluyó.