Su pequeño hijo no tenía cuatro meses cuando, el 29 de diciembre pasado, Micaela Rosso, junto a una amiga, protagonizaron un accidente en el quese conducían en una motocicleta.
Micaela no llevaba casco reglamentario y sufrió un severo traumatismo de cráneo que obligó su derivación al Hospital Cullen de la ciudad de Santa Fe.
Allí los médicos la sacaron de tres paros cardíacos. El pronóstico era reservadísimo, las posibilidades de sobrevivir mínimas y, en caso de hacerlo, los médicos auguraban secuelas graves.
El cuasi-milagro se produjo, Micaela logró, con la inestimable ayuda médica y hoy está de regreso a su hogar y se reencontró con su hijito.
El mensaje es de agradecimiento a los médicos, a la familia y pide, casi ruega, que usen el casco ya que con esa medida de seguridad, su accidente hubiera tenido consecuencias menores.