El fin de semana pasado, una joven salteña de Apolinario Saravia honró sus raíces al reunir a sus amigos y familiares en una fiesta criolla de quince que celebró en un campo. En este momento, uno de los más importantes y especiales de su vida, decidió honrar sus raíces locales.
En lugar de seguir las tradiciones extranjeras, Nahir Jaime decidió vestirse elegantemente de criolla y llegó a su fiesta montada a caballo alazán, acompañada por dos caballeros gauchos. La mesa campestre estaba bien tendida en el patio, bajo algunos algarrobos.
Entre adornos criollos y otros souvenirs, se sirvieron platos típicos de la zona como un buen asado, choclos, zapallos y batatas; también platos dulces y tortas, y mazamorra para acompañar, un festín ideal para la ocasión.
La madre de la cumpleañera, Claudia Prado compartió en su cuenta de Facebook la felicidad por este momento familiar en el que acompañaron a su hija, revelando que este festejo era el sueño de su hija menor: festejar sus quince años de vida en el campo, a lo criollo. Agradeció también a Dios por la humildad y sencillez de Nahir, cuyo festejo revaloriza nuestra tradición de una forma única.
Las fiestas de quince provienen de la tradición de las culturas precolombinas de países como México, donde los Mayas y Aztecas realizaban ritos de pubertad para marcar la entrada a la vida adulta. Aunque fue una ceremonia autóctona, con el tiempo se convirtió en una celebración con vestidos, bailes y música de la cultura europea.