Los orígenes del Parque San Martín en Salta

Lo que empezó como el parque principal dela ciudad, se convirtió con el tiempo en un espacio verde asediado.

Los orígenes del Parque San Martín en Salta
El Parque San Martín a inicios del siglo XX.

En 1975, se conjeturaba en algunos círculos conocedores que, para 1985, la ciudad de Salta no tendría los suficientes espacios verdes para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Esto se debía a un importante crecimiento urbano que se extendía por todo el contorno rural, alejando al campo de la ciudad y borrando a grandes rasgos su pasado reciente.

Así lo sostenía el historiador y periodista Gregorio A. Caro Figueroa, argumentando que esta imagen de pequeña ciudad con un núcleo urbano repleto de quintas y poca preocupación por los espacios libres terminarían en los primeros conflictos por falta de visión a futuro, incluyendo el crecimiento desordenado y desinteresado por las tendencias demográficas.

El lago del Parque San Martín.
El lago del Parque San Martín.

El Parque San Martín es un ejemplo claro de este crecimiento improvisado, siendo un conjunto de plazas y plazoletas que se reparten entre ocho manzanas al los pies del cerro San Bernardo, el antiguo acceso a la ciudad de Salta. Originalmente una plaza, este parque está condenado a continuar perpetuando este origen conflictivo, incluyendo el suprimir sus espacios por la instalación de la Terminal de Micros, la peor de las ciudades del noroeste argentino con una pésima ubicación.

Además, en el mismo lugar pueden verse árboles talados, edificaciones y puestos de venta, estatuas abandonadas, playas de estacionamiento y otras construcciones y áreas que reducen el espacio verde. En los últimos setenta años, se fue convirtiendo en campo de ensayo de reformas improvisadas.

El Parque San Martín de antaño.
El Parque San Martín de antaño.

La ciudad de Salta cuenta con una superficie de 172.200 hectáreas, de las cuales solamente 500 son de espacios verdes, distribuidas en más de 100 plazas. En un siglo, el aporte más importante fue el Parque del Bicentenario inaugurado en el 2015, con 11 hectáreas.

Los espacios verdes son los pulmones de la ciudad, asegurándose de mejorar la salud de la población por la purificación del aire, y manteniendo su relación con la naturaleza. Desde la Organización Mundial de la Salud se recomienda que cada ciudad disponga de al menos un área verde de entre 10 a 15 m² por habitante. Deberían además estar distribuidos proporcionalmente en relación a la densidad de población. Números similares recomienda la Comunidad Económica Europea, pero en Salta no se llega siquiera a los 8 m² de área verde por habitante.

El Jardín Incaico de fines de la década de 1930.
El Jardín Incaico de fines de la década de 1930.

El único paseo público de la ciudad de Salta en 1880 era la plaza principal, y en 1894 se inauguró el primer monumento de la ciudad en el centro de la Plaza Belgrano, en recuerdo del General Manuel Belgrano. El terreno se adquirió en 1872 para realizar la plaza, pero se trataba de un sitio insalubre, sin agua corriente ni cloacas.

Se incorporaron tardíamente algunos adelantos que otros centros urbanos lucían desde la segunda mitad del siglo XIX, como luz eléctrica, agua corriente, ferrocarril, trazado de veredas, nivelación y adoquinado de las calles, telégrafo, teléfono, teatros y mucho más. El bulevar Belgrano fue autorizado en 1879, pero este barniz moderno no alcanzaba para ocultar las distancias sociales, educacionales, económicas y habitacionales de la población.

La Plaza Pública “General San Martín” es el primer antecedente conocido del actual parque, cuyas obras empezaron a principios del siglo XX. Sus terrenos estaban en una zona de quintas viejas, derruidas e insalubres. En aquellos lotes funcionaban reñideros de gallos, con espacios de venta de bebida, fondas de comida, y un espacio abierto a duelos a cuchillo.

Zoológico en los inicios del siglo XX.
Zoológico en los inicios del siglo XX.

Entre 1936 y 1940 el Parque tuvo un mejor trato por las autoridades municipales, llevando a su mejor época que incluyó la inauguración de Plaza Alvarado en 1939, y los Baños Públicos del mismo sector. Esta ampliación incorporó la manzana de las calles Corrientes, Santa Fe, Urquiza y Lavalle, remodelando también el lago y jardines circundantes.

Un gran sector del Parque se destinó a la construcción del Hogar Escuela a comienzos de los años 50, dejando abierta la puerta a distintas amputaciones del área a parquizar, y pocos años después se empezaron a construir monoblocks. En 1970 se autorizó talar varios metros cuadrados de árboles para instalar un tobogán gigante, que se prohibió poco después por accidentes y quejas. Allí se instalaron distintas concesiones, como un restorán y la estación del teleférico.

La instalación de un canal de desagüe en 1975 también obligó a talar gran parte de la arboleda, apilando escombros entre deshechos y tambores de gasolina. Por aquellos años el único espacio cuidado era El Rosedal. Con el tiempo, el esplendor del Parque entre 1930 y 1960 fue disminuyendo, por la proliferación de estas obras descuidadas, y la ocupación de espacios de puestos ambulantes, manteros, paradas de axis no registrados y hasta estacionamiento para empleados públicos y funcionarios.