La familia Ferrufino es una de las tantas que habitan la provincia de Salta que padecen enormemente la pobreza, la vulnerabilidad y siguen siendo golpeados por la trágica historia del más pequeño de la familia Gael Rodrigo: con apenas dos años de edad, el niño lucha por su vida y no recibe ayuda del Estado ni el Hospital. A pesar del contexto complicado que viven, desde Provincia les otorgaron un terreno insalubre e inhabitable para vivir.
Gael tiene apenas dos años y dos meses, y nació con una hernia diafragmática del lado derecho. Los profesionales le pronosticaron dos días de vida, pero el pequeño lucha día a día y viene ganando. Sin embargo, requiere de hospitalización y cuidados permanentes, los cuales también le costó conseguir: nació en el Hospital Materno Infantil de Salta Capital, pero solo hace cinco meses le dieron hospitalización tras constantes negativas de los profesionales. Previo a esto, estuvo internado en el Papa Francisco, pero debieron trasladarlo a causa de la pandemia por coronavirus.
Fue entonces que lo enviaron a su hogar, donde permaneció durante arduos meses de lucha para reinternarlo en el Materno Infantil. Allí estuvo durante meses, con la angustia de una familia que no cuenta con las posibilidades laborales y recursos para atenderlo en otro lugar ni llevarlo a una casa sana. Las peleas no cesaron, sin embargo: la familia acudió al medio DNISalta para denunciar que al pequeño no le suministran la leche y medicamentos por parte del Estado, en ninguno de los hospitales, argumentando que se prioriza la lucha ante el coronavirus u otras urgencias que generaban distintas demandas.
Piden encarecida y desesperadamente que el pequeño Gael sea trasladado al Hospital Garrahan, de Capital Federal para ser atendido en un hospital de alta complejidad. Desde Provincia, sostiene, no brindan respuestas para articular los fondos ni el traslado, ignorando la urgencia. Por otra parte, desde el Materno Infantil instaron a los padres a firmar un alta voluntaria, para desligarse de la situación y que regresen a su hogar.
La familia de Gael está conformada por su padre Ricardo, su madre y sus otros dos hijos, teniendo uno de ellos retraso madurativo y autismo. Todos ellos habitan en una pequeña pieza alquilada en el barrio Primera Junta, al sur de Capital. Estuvieron inscriptos en el Instituto Provincial de la Vivienda, pero tras una lucha imposible para conseguir un terreno, se les otorgó uno en una zona completamente insalubre para cualquiera, pero especialmente para una familia que tiene un bebé con una grave patología: está al ladeo del Vertedero San Javier, del barrio Gauchito Gil, en medio de la basura.
A causa de los cuidados que exigen sus dos hijos, pero especialmente Gael, Ricardo se ve imposibilitado de trabajar, y toda la familia se sostiene con la Asignación Universal de los tres pequeños. La desesperación los inunda, por lo que exigen y piden a gritos ayuda de un Estado y un sistema de salud que no los acompaña.