A semanas del femicidio de Jesica Solís, ocurrido dentro de una pollería en el barrio San Calixto, su familiares declararon que la víctima sufría violencia de género por parte de su expareja y asesino, Exequiel Lucas Domínguez, y que ella no se animaba a denunciarlo.
El pasado 20 de mayo, Domínguez ingresó a pollería que Jesica atendía en el barrio y la increpó. En el lugar también estaba su actual pareja, quien también está detenida acusada de ser cómplice del femicidio porque, según el relato de los testigos, se quedó sentada sin hacer nada. En el lugar también estaba el hijo menor de edad de la víctima y de su agresor.
El acusado y Jésica discutían mientras ella le pedía que se fuera del negocio hasta que en momento él agarró un cuchillo y le cortó el cuello. Acto seguido se arrepintió e intentó ayudarla mientras una vecina llamaba al 911 para pedir auxilio. Jesica murió desangrada frente a la mirada de su pequeño hijo, que fue testigo involuntario de lo que su papá le hizo a su mamá. Domínguez y su pareja quedaron detenidos.
En el marco de la investigación, la fiscal de la Unidad de Femicidios, Mónica Poma, se reunió con los familiares de Jesica. En el encuentro, fueron puestos en conocimiento sobre los derechos que los asisten como víctimas. Luego, prestaron declaración en sede fiscal y contaron cómo era la relación entre Jesica y Exequiel antes y después de separarse. También hablaron sobre actos de violencia que no fueron denunciados en su momento por temor y el estado de sometimiento en el que vivía Jesica.