Ante el aumento de casos positivos de coronavirus, la bajada de línea tanto en las escuelas como en el transporte público de pasajeros es mantener las ventanas abiertas para favorecer la ventilación cruzada. El problema es que con el descenso de la temperatura, los estudiantes pasan entre 4 y 6 horas expuestos al frío. Sus padres, y también los usuarios del colectivo, reclaman que hay un brote de enfermedades respiratorias a causa de esta metodología.
Una pasajera denunció que en el corredor 2G de SAETA y otras unidades de larga y media distancia, las ventanas están atornilladas. “Entendemos que las ventanas estén abiertas a una cierta altura pero de esta manera, cuando el colectivo agarra velocidad, hace mucho frío. Entonces ya no nos vamos a enfermar de COVID-19 sino de otras afecciones”, contó a Vía Salta.
Por otro lado, una madre contó en FM Profesional que sus tres hijas de engriparon por pasar tantas horas expuestas al frío. “Con una frazada no alcanza, respiran horas y horas el frío de la mañana o de la tarde y después tenemos que gastar en otros remedios, en una semana gasté más de dos mil pesos sin contar la consulta médica. No hay contagios de coronavirus pero hay gripe, anginas, resfríos y de eso no te hablan”, recalcó. Por último la mujer pidió que se avance con otras medidas donde los chicos no expongan su salud y que los funcionarios “no sólo piensen en números sino en toda una sociedad que la está pasando mal”.