Loyola Pinto realizó una autocrítica por los abusos en la Iglesia

A través de las redes sociales el Vicario Judicial reflexionó sobre algunas actitudes que se dan dentro de la Iglesia.

Loyola Pinto realizó una autocrítica por los abusos en la Iglesia
El vicario judicial Loyola Pinto\u002E (Web)

Luego se que se realizara en Roma la reunión para la Protección de Menores entre presidentes de Conferencias Episcopales de todo el mundo, presidida y requerida por el papa Francisco, Loyola Pinto y de Sancristóval, Vicario Judicial del Arzobispado de Salta, compartió a través de las redes sociales varias impresiones, y reflexionó sobre este tema tan delicado que atraviesa la Iglesia Católica.

En primer lugar se lamentó de que en el seno de la institución se escuchen voces que expresan conceptos que tratan si no de justificar, tal vez atenuar o restarle importancia al tema de los abusos por parte de curas católicos, con sentencias que afirman que los abusos se dan mucho más en otras instituciones que en la Iglesia católica; que los abusos en la Iglesia católica no son en su gran mayoría de pedofilia (niños) sino con adolescentes; que el número de sacerdotes abusadores es ínfimo con respecto al total de los sacerdotes en el mundo, o que la prensa enemiga de la Iglesia le gusta magnificar y sacar a relucir estos temas.

Luego agregó que ninguno de estos argumentos sirve a la hora de hablar de los abusos, ya que nada puede justificar la aberración de que un representante de la Iglesia abuse de un niño, adolescente o adulto vulnerable, citando luego a Jesús cuando dijo "Al que escandalice a uno de estos pequeñuelos más le valdría no haber nacido".

Loyola Pinto continuó su descargo llamando a reflexionar sobre qué diríamos ante un hospital que mate a sus enfermos, una farmacia que venda veneno en vez de remedios, o de un bombero que eche nafta cuando se lo llama a apagar un incendio.

Por último, habla de la aberración que significa que aquellas personas que han sido llamadas a iluminar, oscurecen; a cuidar y maltratan; a enseñar, y corrompen; a sanar, y envenenan vidas y matan la fe de las almas.

Y finaliza anunciando un compromiso irrestricto con las víctimas, diciendo que no traiciona a la Iglesia quien denuncia, habla, o publica. Traiciona el lobo disfrazado de cordero, el corrupto.