Desde la yunga más cerrada hasta la puna más inhóspita, la provincia de Salta deleita con los paisajes de ensueño que ofrece, algunos a menos de dos horas de la ciudad capital, otros que a pesar de la distancia moderada, se tardan horas de horas para poder disfrutar.
Si bien la oferta es infinita, nos concentramos en los lugares más emblemáticos, junto con una selección un poco menos común para que los salteños hartos de estar encerrados puedan visitar, y los turistas, programar.
Quebrada del Toro
El Alfarcito, a 98 km de la capital, Ruta 51, 1hs. 44 min
Ubicado sobre la ruta 51, este lugar comenzó a hacerse conocido gracias a la gran obra del Padre Chifri. El paraje cuenta con una iglesia, una escuela, un local de artesanías locales y un comedor, en donde los turistas pueden sentarse y contemplar el agreste paisaje que rodea el lugar.
Santa Rosa de Tastil, 108 km de la capital, Ruta 51, 2hs.
Se trata de un pequeño paraje con una capilla y un pequeño museo que es parada obligatoria para adquirir artesanías de camino a las ruinas de Santa Rosa de Tastil. Las ruinas están ubicadas a pocos metros del caserío, y ofrecen una vista privilegiada del cerro, con trazos en antiguas pircas que generan exquisitos dibujos sobre los cerros.
Valles Calchaquíes
Valle Encantado, a 106 km de la capital, RP 33, 2hs.
Un exquisito paisaje para realizar un trekking por los cerros de la Cuesta del Obispo, a pocos kilómetros de la Piedra del Molino. Los cerros impactan con el contraste de su vegetación verde contra las piedras rojizas y las flores silvestres. No se permite bajar con vehículos.
Cachi, 162 km de la capital, RN 40, 3hs.
Parte del encanto de Cachi es el viaje hasta allí. Se puede combinar una visita a Valle Encantado, y un momento para sacar impresionantes fotos en la Piedra del Molino. Luego deleitarse con el camino a la Recta del Tin Tin, para luego encarar hacia Payogasta, y finalmente ingresar en el emblemático pueblo salteño de Cachi.
En los últimos años Cachi fue ganando fuerza como productor de vino salteño, por lo que se recomienda realizar una visita por las bodegas locales, cuyo producto es cada vez más refinado.
Seclantás, 165 km de la capital, RN 40, 3.30 hs.
Un pueblo perdido en el corazón de los Valles Calchaquíes, pintoresco e impoluto. El pueblo de los más reconocidos ponchos salteños.
Molinos, 183 km de la capital, RN 40, 4 hs.
Otro obligado de la Vuelta a los Valles Calchaquíes, el pueblo de Molinos es ideal para pasar la noche, y disfrutar del vino de algunas de las bodegas más altas del mundo. Ver aparecer la luna sobre los cerros desde el río es una de las visiones más mágicas que tiene para ofrecer.
Cafayate, 196 km de la capital, RN 40, 3 hs.
El pueblo más importante en la ruta del vino salteño, con sus grandes producciones de uva fina e impresionantes bodegas, Cafayate es un lugar clásico para disfrutar de los paisajes, la hotelería, la vida nocturna y la gastronomía.
Puna Salteña
La Poma, 193 km de la capital, Acceso por RN 40, 4 hs.
Hogar de La Pomeña, Eulogia Tapia, monumento histórico viviente, cerca del Puente del Diablo, un lugar de vistas imponentes donde la puna saltaña se manifiesta en todo su esplendor.
Tolar Grande, 635 km de la capital, 9 hs. a 13 hs.
Uno de los lugares con las paisajes más imponentes de la provincia. El camino es difícil, por lo que es recomendable ir en camioneta. Hay distintos caminos que hacen variar las horas de viaje: se atraviesan el Salar de Pocitos, el Salar del Hombre Muerto, el Salar de Antofalla y finalmente, el Salar de Arizaro, donde está ubicado el emblemático Cono de Arita. También se puede ir por el Desierto del Diablo, ruta por la cual al ingresar al pueblo, nos encontramos con los Ojos de Mar.
Desde allí se pueden visitar las minas abandonadas de La Casualidad, La Julio y obtener increíbles vistas del Cono de Arita y el Llullaillaco.
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