Las hojas de coca son tema de debate en Salta, principalmente por los precios exorbitantes que se manejan por el momento. Estando a más de $ 20.000 el kilo, se ha convertido en un producto inalcanzable para los trabajadores.
La problemática acarrea implicaciones socioculturales y económicas importantes, tratándose de una tradición milenaria de los pueblos andinos, y que mueve unos $ 1.000 millones al año en la región. La coca se encuentra complicada por las lagunas legales de una legislación incompleta de la década del 80, la cual legaliza el coqueo pero no reglamenta el ingreso de las hojas al país, su comercialización ni su producción en el territorio.
Ignacio Jarsún, el vicepresidente Primero de la Cámara Baja, presentó un proyecto de ley para intentar regular el uso, producción, venta y fraccionamiento de las hojas en la provincia. Especialmente, se refiere al uso exclusivo del coqueo, la infusión, fines culinarios y otros usos lícitos autorizados.
La propuesta se basó en la jurisprudencia a nivel nacional sobre la coca. Estos temas también se coordinarían con el gobernador Gerardo Morales de Jujuy. En la provincia vecina, se propuso distribuir las hojas de coca incautadas de forma gratuita en distintos sectores, en bolsas selladas que impidan la venta.
Ambas provincias también buscan la autorización de la importación de hojas, y la posibilidad de que se produzca localmente. Se podría producir en Orán, donde hubo resultados positivos de pruebas realizadas en 1964 por el Minsiterio de Agricultura de la Nación. Se controlaría estrictamente, evitando producir grandes cantidades. Se comparó la situación con la de Jujuy, donde se consiguieron permisos para cultivar cannabis, una situación aún más compleja.
El cultivo de la coca sería una alternativa productiva que también generaría empleos aportes de tributos para el Estado, y mejoraría la situación del consumidor, por trabajar con precios locales y controles sanitarios.