Carlos Martínez tiene 13 años y es de un pueblo muy pequeño enclavado en el áspero paisaje de la Puna salteña. El pueblo Cobres está en el departamento de La Poma, a 3.400 metros sobre el nivel del mar y cuenta con apenas 800 habitantes, incluidos Carlitos y su mamá, Susana Alejo, que además está embarazada.
Hace unos meses, Carlitos fue diagnosticado con cáncer de médula, o leucemia, y por esta razón tuvo que viajar a la ciudad de Salta, junto a su madre, Susana Alejo, donde lo internaron en el Hospital Materno Infantil y comenzó con el tratamiento de quimioterapia.
A los cuatro meses de tratamiento, los médicos le dijeron a Susana que tenían que viajar a La Plata, donde a Carlos podrían finalmente hacerle un trasplante de médula. Viajaron entonces Carlitos y su madre a La Plata, en búsqueda de la operación salvadora.
Pero una vez que llegaron a La Plata, el 5 de noviembre, la esperanza comenzó a esfumarse de a poco ante las continuas excusas con que el hospital posponía día a día la operación. En esta instancia Susana debió abrir una cuenta bancaria para solicitar el apoyo de almas caritativas que la ayuden a sobrellevar económicamente la estadía en La Plata, ya que sus recursos económicos son escasos.
Finalmente, y luego de tres semanas, en el hospital de La Plata se sinceraron y les dijeron que allí no podrían realizar la intervención por una cuestión de acondicionamiento -están realizando refacciones-, y que debían trasladar a Carlitos al Hospital Italiano de Buenos Aires.
Sin embargo, el calvario no terminó en el Italiano para Carlitos y Susana porque, una vez que llegaron al afamado hospital, la respuesta fue que allí no se podría realizar la intervención ya que es un hospital privado y que el hospital de la Plata no había liberado los fondos.
Susana le contó a Vía Salta que el 6 de diciembre debieron retornar a Salta porque durante ese mes que Carlitos pasó en Buenos Aires, dejó de recibir el tratamiento. Cuenta además que como consecuencia de la indiferencia del sistema, Carlitos perdió la voluntad, y que cada vez resulta más difícil realizarle las sesiones de quimioterapia.
Hoy, desesperada e impotente, Susana ruega al cielo por que su hijo Carlitos pueda recibir su trasplante a pesar de las continuas trabas burocráticas, porque hasta la fecha nadie se ha comunicado con ella para ofrecerle una solución.
Para ayudar a Susana y Carlitos, podés contactarte con ella al 388 540-4417 o realizar un depósito en su cuenta bancaria.