No fue un operativo fácil. Menos cuando se trata de un perro de raza rottweiler, herido y desorientado, en el fondo de un pozo de 10 metros con poco diámetro para maniobrar.
Estas eran las condiciones que se presentaban cuando vecinos de la localidad salteña de Campo Quijano alertaron a los Bomberos sobre el pobre animal, que tras horas de ladrar esperando que algún ser humano lo escuche, se había resignado a su suerte, y se encontraba echado en el fondo del pozo.
Sin embargo, los Bomberos respondieron al llamado, y montaron un complejo operativo para rescatar al animal. Uno de los temas a tener en cuenta era la reacción del perro, pero cuando uno de los bomberos bajó atado a un arnés, el can de raza de feroz reputación se entregó a sus brazos, y dócilmente se dejó subir.
A pesar de los golpes, el perro se encontraba en buen estado de salud, y ni bien pudo apoyar sus cuatro patas en el piso, se levantó y dio unos pasos.
La historia tuvo final feliz gracias al rápido accionar de los Bomberos, que a pesar de las dificultades, rescataron al mejor amigo del hombre y lo devolvieron a su familia.