El hecho aberrante, ocurrido en octubre de 2017, fue denunciado por la madre de la menor, que padece trastorno general del desarrollo, autismo selectivo y retraso mental leve. Según relata la mujer, su hija salió a comprar y al ver que no regresaba, salió a buscarla.
A la madre le llamó la atención que el taller mecánico que queda en la zona, estaba con la puerta cerrada, por lo que decidió tocar y preguntar por su hija de diez años. El propietario, Mauro Armando Cruz, la atendió y le dijo que la niña había ingresado al taller y estaba encerrada en una habitación sin querer salir.
La mujer se ofuscó y le reclamó el no haberle avisado y se llevó a la niña. A los minutos pudo saber a través de otra hija que la niña ingresó al taller y que el acusado la sometió a tocamientos, por lo que le avisó a su esposo y radicaron la correspondiente denuncia.
El juez Federico Armiñana, condenó a Cruz a la pena de 4 años de prisión de cumplimiento efectivo y en el mismo fallo, dispuso que se le extraiga material genético por parte del Servicio de Biología Molecular del Departamento Técnico del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), previa asignación del Dato único de Identificación Genética (DUIG), para su incorporación en el Banco de Datos Genéticos.