Un ACV isquémico ocurre cuando una arteria cerebral se obstruye (por un coágulo o placa de grasa) e impide que la sangre llegue a una región del cerebro. Esto provoca la muerte de tejido neuronal por falta de oxígeno y es la forma más frecuente de accidente cerebrovascular, representando entre el 80 y 85 % de los casos.
En el caso de Alejandra “Locomotora” Oliveras, el director del Hospital Cullen, Bruno Moroni, confirmó que ingresó con un síndrome confusional y con pérdida total de movilidad en el lado izquierdo del cuerpo. Los estudios realizados (tomografía y resonancia) confirmaron un ACV isquémico en ese hemisferio.
Los síntomas principales de un ACV isquémico suelen aparecer de forma súbita. Entre ellos: debilidad o parálisis en un lado del cuerpo, dificultad para hablar o entender, confusión, pérdida de equilibrio o coordinación, cambios visuales y mareos.
En Argentina, lamentablemente, una encuesta reveló que siete de cada 10 personas no saben qué hacer ante un episodio de ACV. Reconocer rápido los síntomas y solicitar atención médica en las primeras horas es fundamental: por cada minuto sin flujo sanguíneo mueren millones de neuronas.

Cuáles son las secuelas de un ACV isquémico
Las secuelas de un ACV isquémico varían según la zona del cerebro afectada, la extensión del daño y la rapidez del tratamiento. Las más frecuentes incluyen:
- Hemiplejía o debilidad motora en un lado del cuerpo.
- Problemas para hablar (disartria) o deglutir (disfagia).
- Dificultades visuales o cognitivas, como pérdida de memoria o concentración.
- Cambios de humor, ansiedad o depresión.
- Riesgo de convulsiones, incontinencia, úlceras por presión o complicaciones respiratorias.
El tratamiento inmediato puede incluir trombólisis endovenosa o trombectomía mecánica, que buscan restaurar el flujo sanguíneo. En muchos casos esto permite limitar el daño. Después sigue la rehabilitación a través de terapias físicas, ocupacionales y del habla, con el objetivo de recuperar funcionalidad.

Cómo sigue Locomotora Oliveras tras el ACV
En el caso de Oliveras, el pronóstico fue calificado como reservado. Permaneció en UTI y los médicos advirtieron que las próximas 48 horas serán clave para definir su evolución. Hasta ahora se sabe que no tiene antecedentes crónicos importantes que expliquen el ACV, aunque se mencionó una cirugía reciente sin vínculo directo aún establecido.
La recuperación y calidad de vida posterior dependen también del acceso a rehabilitación intensiva, especialmente en pacientes jóvenes. Si bien solo uno de cada cuatro pacientes logra una recuperación completa, muchos reducen considerablemente las secuelas con un tratamiento adecuado.