La Justicia provincial de Rosario condenó este viernes a dos policías imputados por corrupción mientras trabajaban en la unidad de Homicidios Dolosos de la Fiscalía Regional 2. Ambos se declararon culpables como cómplices del jefe de una célula de “Los Monos”.
Mediante un procedimiento abreviado, Luciano Arellano (42) y Marcos Barúa (32) recibieron una pena de 3 años de prisión efectiva. La resolución se dictó casi once meses después de su captura durante un operativo vinculado a la investigación del crimen de Nelson Saravia, exjefe de la barra brava de Newell’s Old Boys.
¿Por qué condenaron a dos policías de Rosario vinculados a “Los Monos”?
Los policías condenados por el juez Rodrigo Santana admitieron haber colaborado con Guillermo Sosa, uno de los principales sospechosos dentro de la causa sobre el asesinato del “Chivo”. Se trata de un referente del grupo delictivo de hinchas rojinegros que comandaba desde prisión Leandro Vinardi, uno de los cabecillas de “Los Monos”.
De acuerdo a la investigación de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos, Arellano fue miembro de la asociación ilícita que funcionaba en torno a la cancha de Newell’s. Al mismo tiempo trabajaba bajo las órdenes de la fiscal Marisol Fabbro, encargada de esclarecer el asesinato de Saravia.
El día que lo imputaron, el agente identificado en una agenda de contactos de teléfono celular como “Lucho de la PDI” (Policía de Investigaciones) reconoció contactos con Juan José Raffo. En este sentido, explicó que el oficial exonerado era uno de sus informantes, pero entonces negó haber ayudado a Sosa a eludir a la Justicia mediante el diálogo con su fuente.
Pasado casi un año desde su captura, Arellano se declaró culpable de encubrimiento agravado y violación de secreto. En la misma audiencia se dictó la pena para el otro policía que formaba parte de la brigada de Homicidios Dolosos.
En el caso de Barúa, el Ministerio Público de la Acusación (MPA) señaló que era el sobrino de la pareja del “Chupa”. A partir de este vínculo, el exjefe de la barra brava de Newell’s conseguía información reservada de procedimientos policiales mientras estaba prófugo e incluso invitaba al uniformado a participar de algunas actividades ilegales.