La policía de Rosario registró el domingo 4 un doble crimen que se llevó la vida de dos personas. Un hombre y una mujer fueron baleados, y a los minutos fallecieron. Entre las víctimas se encontraba Graciela Carrizo, querida abuela y vecina del barrio Molino Blanco.
Quienes la conocían están de luto, pues se perdió a uno de sus pilares de la zona. La mujer hacía 30 años que vivía y se desvivía por el barrio. Una de las plazas que destacaba en el sitio contaba con árboles que ella misma ayudó a plantar. En ese parque fue asesinada.
Todos la conocían y la respetaban, incluso las “peores personas”. Si bien ella siempre pidió ser despedida en su hogar, por protocolos no se pudo. El cortejo fúnebre pasará el lunes 5 por el barrio que la llora. Sus vecinos, a modo de homenaje, dejaron su equipo de mate en el banquito donde siempre se sentaba.
Yoana, hija de Graciela, mientras atraviesa un dolor enorme, habló con el programa De boca en boca. Recordó cómo era su madre y reconstruyó los últimos y violentos minutos que tuvo de vida, cuyo ataque no estaba dirigido hacia ella, sino a la otra víctima fatal: Jonatan Nicolás Schneider.
Una balacera en Rosario se llevó la vida de una abuela, que fue víctima por error
Entre la angustia, la joven se animó a hablar de su mamá. “Ella vivía con el tema de plantar arboles para que tuviéramos sombra y nos pudiéramos sentar”, recordó con los ojos inundados en lágrimas.
“Era su placita”, señaló Cristina, hermana de Graciela. De esta forma, señaló la mesa de cemento al aire libre donde ella siempre tomaba mate. El lunes por la mañana dejaron su equipo para recordarla: un mate celeste de flores, con bombilla roja y termo verde.
Según detallaron, no sólo colaboró en plantar los árboles, sino en pedir banquitos. Entre la lista de cosas por hacer en aquel parque, una quedó pendiente: juegos para los chicos. En ese lugar, probablemente el favorito de Graciela, fue donde la asesinaron.
“El barrio es inseguro, pero esta cuadra es distinta”, aseguró Yoana. “Los vecinos viven hace mas de 30 años acá y todos la conocían, hasta la peor persona la conocía y la respetaba, siempre estaba dispuesta a ayudar a todo el mundo”.
Los disparos fueron dirigidos a Jonathan Schneider, quien luego del ataque fue trasladado al Hospital Roque Sáenz Peña y falleció. Carrizo también cayó herida como resultado de la balacera, aunque no fue el objetivo de los sicarios.
La mujer, de 57 años, estaba a pocos metros sentada en la plazoleta con su familia cuando fue baleada por los delincuentes. Al ver la escena, y según informa LT7 Noticias, cubrió a sus nietas de los disparos, recibió los tiros y a los instantes perdió la vida.