Luego de los dos goles que le metió al Barcelona y el interés que desde hace tiempo los grandes de Europa mostraron por él, con 23 años Paulo Dybala se convirtió en el jugador del momento. Ya pintaba para crack con tan sólo 15 años, cuando salió campeón con la camiseta rojinegra, pero de Newell's de Laguna Larga. Pocos recuerdan que tan sólo un año después estuvo a punto de recalar en la Lepra rosarina, pero el pase se frustró por diferencias económicas.
Laguna Larga es una pequeña localidad cordobesa de 7.400 habitantes, ubicada a 55 kilómetros de Córdoba capital, cerca de la Autopista Rosario – Córdoba y es atravesado por la Ruta Nacional 9. Se dice que de un lado del corredor están los hinchas de Sportivo, y del otro los de Newell's, un equipo que usa los mismos colores e idéntico escudo que el de Rosario.
El papá de Paulo era fana de la lepra, club en el que salió campeón como técnico y dirigente, mientras que del lado materno hinchaban por Sportivo, empujados por su abuelo también era directivo del clásico rival rojinegro. Con el corazón partido, Dybala jugaba en Sportivo, pero en una entrevista con Clarín confesó que hinchaba por Newell's.
A los diez años se sumó a Instituto, hasta que a los 15 la tragedia tocó la puerta de los Dybala. Su padre falleció, y el hecho lo afectó tanto que a modo de homenaje pidió a la dirigencia rojiblanca que lo dejara jugar al menos seis meses con la casaca del club de los amores de su viejo. Con esa salió campeón y volvió a Instituto con un gran nivel que no pasó desapercibido.
Por aquellos años (entre 2009 y 2011), dos ex leprosos pasaron por la conducción técnica de Instituto y no dudaron en recomendar al Club del Parque su contratación. Uno de ellos fue Claudio Vivas –quien en su momento fue uno de los artífices de que Lionel Messi jugara en la Selección argentina y no en la española que no paraba de tentarlo- y el otro Darío Franco, que sería quien lo haría debutar en el primer equipo.
"Se hizo un intento por traerlo, pero en aquel momento apareció un grupo empresario que pedía una fortuna y ya tenía intenciones de colocarlo en Europa", rememoró el ex dirigente leproso, Roberto Benedetto, en diálogo con Vía Rosario. "Si había alguna chance de contratarlo, era antes de que debutara en Primera, porque a partir de entonces todos iban a ir por él", agregó.
Y así fue. En su única temporada en el primer equipo –que por entonces militaba en la B Nacional-, Dybala jugó 40 partidos en los que anotó 17 goles, lo que le alcanzó para dar el salto al Palermo italiano. Allí permaneció tres temporadas, jugó 89 partidos y anotó 21 goles. Sin embargo en algún momento fue suplente, y Newell's hizo otro intento por contratarlo.
Corría el 2013, la Lepra acababa de salir campeón de la mano del Tata Martino y se disponía a jugar la Copa Libertadores, ya con Alfredo Berti como entrenador. "El Tata nos recomendó que fuéramos por él. Hubo contactos con él y con su representante. El hermano de Paulo, fana de la Lepra, también hizo fuerzas para que viniera a Rosario", dijo el ex tesorero rojinegro.
“Pese a que analizó la propuesta, finalmente decidió quedarse allá y mal no le fue porque lo compró la Juventus y la rompió”, apuntó Benedetto. Tras su gran actuación ante el equipo de Messi, “La Joya” renovó su contrato hasta 2021 con la Vecchia Signora.