La goleada que Central le propinó a Olimpo el último fin de semana tuvo un gusto muy particular para el hincha canalla, y no sólo por el 5 a 0, sino porque fue conseguido con un equipo repleto de pibes. Javier Ledesma, Andrés Lioi, Maxi Lovera, Maxi González, Joel López Pissano, Joaquín Pereyra demuestran el gran momento que viven las inferiores auriazules y el nivel exhibido pese a su juventud no es casual.
"Desde que nos sumamos en octubre de 2014 a Central, probamos a más de 100 mil chicos en todo el país, desde Tierra del Fuego a Jujuy", contó Hugo Nelson Martín Hernández, captador de talentos infanto-juvenil de Central.
"Buscamos al jugador distinto, a aquel que puede darle un toque de jerarquía al equipo y que se adapte al estilo de juego que pregona el club", indicó en diálogo con Vía Rosario. Ese "distinto" no necesariamente tiene que ser un jugador de corte ofensivo como Gio Lo Celso o Franco Cervi. "Un Bonano, un Bauza o un Carbonari también fueron distintos en sus puestos y por eso fueron fichados", explicó.
Claro que estos talentos no abundan y encima se compite con clubes de todo el país que buscan lo mismo. Es por eso que de los 100 mil probados, sólo quedaron entre 80 y 90 que se sumaron a las distintas categorías de inferiores. Si bien cualquier futbolero daría lo que fuera por estar allí, a decir verdad, no es tarea sencilla.
"Les organizamos todo el día a los chicos, que arrancan a las 6:30 o 7 de la mañana para desayunar e ir a la escuela, siguen con las tareas y estudio, entrenamiento, consultas con los profesionales del club y se acuestan temprano para volver a la rutina", señaló Hernández y destacó la madurez que deben mostrar aquellos que pasan mucho tiempo alejados de sus familias.
"Lovera es oriundo de Formosa y debutó en Primera a los 17 años. Hoy, con 19, ya está peleando mano a mano con el resto la titularidad por su gran jerarquía", graficó. Algo similar ocurrió con Walter Montoya, oriundo de Chaco, y ocurrirá con Samir Casasola, un volante central tucumano que fue convocado al Sub 20.
Pese a ser pequeños (algunos tienen incluso diez años), todos saben que no pueden dar ventajas porque sólo un puñado de ellos llegará a Primera. De ah la necesidad de brindarles una formación integral que los prepare más allá de la pelota.
"Cuando estos chicos llegan al club se encuentran con su entrenador, pero también con médicos, nutricionistas, psicólogos, conserje de hotel (actualmente se hospedan allí unos 50 jóvenes), tutores escolares, maestras particulares", enumeró.
Para Hernández, el buen presente del club, y el hecho de que el DT de Primera provenga de la Reserva y conozca a los juveniles, ayuda muchísimo a su consolidación. "Los veo muy bien, y están demostrando cómo incidió todo el proceso de formación que atravesaron", dijo y avisó que detrás de ellos también vienen chicos muy preparados.
"En las categorías 2000 y 2001 hay muy buenas promesas", adelantó Hernández que acaba de publicar un libro ("Captación Canaya: en la búsqueda y formación de nuevos ídolos") contando el trabajo que se realiza en las inferiores de Central.