Hace tres semanas, Facundo Vaca fue internado en Venado Tuerto en estado gravísimo. Un policía le había disparado a corta distancia frente a su madre con un arma antitumulto. Además de las heridas que le provocó el impacto, el joven se contagió coronavirus. La historia, sin embargo, tuvo un final feliz y este domingo compartió la emoción del regreso a casa.
El chico de 18 años fue la víctima principal de una denuncia de gatillo fácil por la que el presunto tirador quedó bajo prisión preventiva e imputaron a otros tres efectivos de las fuerzas provinciales.
Todo ocurrió la madrugada del domingo 6 de septiembre en la puerta de la casa de su familia en Azcoaga al 500, donde su hermano menor ingresó tratando de escapar de los uniformados luego de una reunión con amigos esa noche. Su madre, Andrea Crosetto, contó que ambos se levantaron cuando escucharon al adolescente golpeando la puerta desesperado. En ese momento, uno de los agentes abrió fuego con una escopeta con balas de goma y la perdigonada le dio de lleno a Facundo.
El joven quedó en coma farmacológico en el Hospital Alejandro Gutiérrez. Luego lo trasladaron al Sanatorio San Martín, pero allí se encontaron con un nuevo obstáculo: el segundo hisopado que le hicieron arrojó que tenía COVID-19. Así tuvieron que trasladarlo nuevamente mientras su mamá y sus cuatro hermanos menores esperaban la reunión.
Facundo evolucionó favorablemente desde que los médicos advirtieron que su pulmón derecho se había llevado la peor parte del disparo. El alta no se demoró por esa lesión sino por el coronavirus, pero finalmente llegó el día y se pudo ir a casa abrazado a su madre.