En la preparación de la Selección argentina de cara al Mundial de 1974, el equipo nacional enfrentó a un combinado rosarino que estaba integrado por cinco jugadores de Newell's, cinco de Central y uno de Central Córdoba. Este último era Tomás Felipe Carlovich, el cinco charrúa que se encargó de convertirse en la figura de la cancha.
El Coloso, hoy Marcelo Bielsa, fue el escenario en el que la Selección rosarina dio cátedra y bailó a la Selección argentina, y la superó 3 a 1, aunque todos los protagonistas admiten que el equipo local sacó el pie del acelerador para no hacerle pasar un papelón a sus colegas.
Esa noche, todo el que no lo conocía supo quién era Carlovich, que hasta se animó a tirarle un doble caño a Roberto "Oveja" Telch. Era tal el nivel la vergüenza que le estaba haciendo pasar el Trinche a los rivales que el técnico argentino, Vladislao Cap, le pidió a la dupla técnica local (Juan Carlos Montes y Carlos Timoteo Griguol) que "saquen al cinco", por el jugador charrúa.
Otra anécdota que quedó reflejada en un documental extranjero, conocido como Informe Robinson, fue la vez que Carlovich vio la roja, pero fue tal el repudio de la hinchada que el árbitro le perdonó la roja y lo reincorporó al campo de juego.
También se recuerda cuando había viajado al conurbano bonaerense con Central Córdoba pero se había olvidado su DNI y no podía firmar para jugar. La propia dirigencia rival logró convencer a los jueces para que el mejor jugador charrúa pueda dar presente. "No queremos quedarnos sin verlo jugar", habrían argumentado. El Trinche se fue, pero su historia y su legado serán eternos.