Las obras para el levantamiento de una nueva terminal en el Aeropuerto Internacional de Rosario (AIR) se dilatan se desconoce una fecha certera de finalización. Es que a la disparada de costos en su construcción (aumento de 150% antes de la última devaluación), le siguió la brusca caída de recursos. "Hubo que bajar el ritmo", admitieron desde la Provincia.
El plan original de remodelación del AIR se había puesto en marcha en 2017, a partir del crecimiento de la venta de pasajes y conexiones áreas, e implicaba duplicar la capacidad existente a 69 mil metros cuadrados, brindando posiciones para ocho aeronaves de forma simultánea.
En 2018 se adjudicó la primera etapa, que tenía que ver con la construcción de un nuevo sector de 11.500 m2 para vuelos internacionales, para luego pasar al hall actual los de cabotaje. Finalizadas estas tareas, comenzaría la construcción de un nuevo edificio de 30 mil m2.
La UTE conformada por las empresas Edeca, Pecam y Dinale ganó la licitación para esta obra que en principio debía contar con un avance del 50% a fin de año, y estar concluida en julio de 2020. Pero ya para mayo, el presupuesto original de $946 millones había quedado corto, y ya se empezó a hablar de la necesidad de invertir $2.237 millones, un 150% más, y de $4.800 millones para el total de los trabajos. La devaluación de agosto volvió a dejar chicos esos números, y todavía se está recalculando lo que finalmente se requerirá.
Pero lo que todavía es más grave, es que se fueron cayendo los fondos para financiarla. Originalmente se pensaba contar con un crédito del Banco Nación de $500 millones, al que finalmente el Gobierno nacional le bajó el pulgar. También se planteó la posibilidad de armar un fideicomiso y emitir dos Obligaciones Negociables por u$s10 millones, algo que también fue dejado de lado por la terrorífica suba de la tasas de interés.
Entonces quedaron en pie solo dos mecanismos de costeo: los aportes provinciales, y en menor medida lo recaudado por el cobro de tasas del propio aeropuerto. Respecto a este último punto, el titular del AIR, Matías Galíndez, admitió que los vuelos internacionales cayeron un 40% producto de la crisis. A esto se suma la decisión de bajar las tasas para estos viajes de u$s49 a u$30, lo que busca hacer la plaza local más atractiva para empresas y pasajeros, pero que en el corto plazo priva de recursos.
Y por otro lado, la caída en la recaudación provincial y la necesidad de atender la emergencia, quitaron fuerzas a la inyección de fondos por parte de la administración de Miguel Lifschitz. "Las obras siguen, pero a ritmo más bajo porque faltan recursos. Las alternativas de financiamiento que habíamos trazado originalmente fallaron y todo se hace mucho más cuesta arriba", admitió José León Garibay.
En diálogo con Vía Rosario, el ministro de Infraestructura destacó que la Provincia tuvo que incrementar sustancialmente su aporte a raíz de la fuerte suba de costos, pero que eso solo no alcanza y esto obliga a reprogramar plazos. "En la remodelación de la Autopista Rosario – Santa Fe también tuvimos que revisar fechas", graficó.
Volviendo al aeropuerto, ahora la idea que se baraja es llegar al menos con un 40% de esta primera etapa concluida. Actualmente se trabaja en el emplazamiento de la infraestructura para dos núcleos de las pasarelas de embarque. Cada uno de estos abastecerá a dos mangas, y se conectará con la nueva terminal a través de tres puentes, los cuales permitirán efectuar embarques y arribos simultáneos, flexibilizando la operatoria y el flujo de los pasajeros.
Cabe resaltar que mientras tanto se continúa con otras tareas, como la adjudicación para la instalación de un sistema para que la terminal pueda operar los días de niebla (a través de una inversión de u$s2 millones), el sector sur del paseo comercial que está próximo a inaugurarse, la sala VIP internacional ya inaugurada, y una nueva planta de combustible.