En diciembre, en eso de las 18:52 horas, antes de que un avión parta desde el Aeropuerto Internacional Piloto Civil Norberto Fernández, en Río Gallegos, hasta el Aeroparque de CABA, una azafata fue víctima de un caso de abuso sexual por parte de uno de los tripulantes.
Según relató, cuando la mujer se dirigió a la última fila para agarrar los elementos con que hacen las demostraciones para casos de emergencia, la mano del pasajero se posiciono en su pierna, debajo de la pollera. Él y sus compañeros comenzaron a reírse y la chistaron para que no hablara.
La víctima presentó la denuncia y el caso fue investigado por el Juzgado Federal de la capital de Santa Cruz. El damnificador, por el contrario, aseguró que en ningún momento tocó a la azafata y nunca lo haría porque “tiene sobrinas, prima y mamá”.
Ahora bien, gracias al testimonio del primer comisario de abordo y el de otros integrantes de la tripulación, a quienes ella les relató lo sucedido en estado de shock, las pruebas en contra del sujeto fueron suficientes y fue detenido por abuso sexual, según confirmó ADNSUR.
“Ella estaba muy afectada por la situación, muy consternada y le costó mucho contar lo que le sucedió. Cuando fue a hacer la denuncia nosotros aguardamos afuera y una mujer policía me mostró dos fotos de pasajeros para identificar cuál había sido el agresor y en la foto el agresor se estaba riendo, como que no le importaba la situación”, recordó una compañera de Laura, la azafata.
Según descripciones de los testigos, tanto el agresor como sus dos acompañantes eran jóvenes y hablaban otro idioma, posiblemente guaraní. En este sentido, la colega de la víctima aseguró que el detenido se burlara de Laura, detonando “desprecio por el género femenino”, también por cuando trató de silenciarla para evitar que comentara lo sucedido.