La Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA) puso una pausa al conflicto que había lanzado esta semana hacia SanCor Cooperativas Unidas Limitadas, en reclamo por la generación del fideicomiso con fondos del Estado Nacional que garantice la continuidad de los puestos de trabajo. Pero, antes de que esto ocurra, los primeros camiones bloqueados a comienzos de semana debieron tirar la leche que transportaban, porque las mediciones había dado que ya tenían un PH muy alto.
La medida comenzó luego del fin de semana largo, en todas las plantas y centros de distribución del país. Las imágenes del camión tirando leche corresponde a la planta de San Guillermo, en el norte de Santa Fe, a primera hora, del viernes. Fueron los primeros 100.000 litros, y que estaban almacenados desde el pasado lunes.
Lo cierto es que desde el Sindicato afirman que el motivo del conflicto se debe a un atraso en los aportes patronales. Entonces, lo que reclaman es eso. Sin embargo, lo que dejan entrever es que la empresa no hizo nada para salir de una situación de quebrando -al menos, para ATILRA- luego de la reestructuración de la deuda de 2017 y que ellos hicieron una propuesta de un fideicomiso. El mismo iba a estar dirigido por un grupo empresario (que ninguno tiene experiencia en este sector) y para ello pretendían que el Estado, a través del Banco Nación, aportara 60 millones de dólares. Algo que nunca sucedió. Y por ello entienden que están en riesgo los futuros puestos de trabajo.
Lo cierto es que luego de que durante la semana hubo reuniones con el Gobierno Nacional para ponerle fin a la medida de fuerza -técnicamente, asambleas que se realizaban en la zona de ingreso de los camiones- pero no hubo conciliación obligatoria. Luego de la imagen viralizada, llego el humo blanco, al menos, hasta después de las elecciones.
Comunicado de CARSFE
La Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (CARSFE) expresó en un comunicado “su profunda preocupación y consternación ante la gravedad de los acontecimientos recientes relacionados con el conflicto entre la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera (ATILRA) y la cooperativa SanCor”.
“Las consecuencias implican un atentado contra la mayoría de la sociedad que debe atender necesidades básicas, al trabajo de los productores de leche, a la industria láctea y a los mismos empleados de esta”, dicen y agregaron que “Los habitantes de nuestro país reclaman que los actores sociales, asuman un rol responsable y constructivo, que busquen soluciones basadas en el diálogo y el acuerdo, en los ámbitos que correspondan, y no que recurran a la presión, el atropello y la desmesura ante cada conflicto que se presente como única herramienta de resolución.
“CARSFE aboga por una pronta resolución del actual conflicto, preservando la integridad de personas y bienes bajo actitudes de respeto, tolerancia y buena voluntad”, concluyeron.
¿Qué dijo la Sociedad Rural de Rafaela?
Este es un viernes triste para la lechería. Volvimos a ver imágenes que sólo muestran el desprecio por el trabajo de cada eslabón de una cadena fundamental para nuestro país y particularmente de nuestra región.
SanCor Cooperativas Unidas Limitada debió descartar los primeros cien mil litros de leche, de tres millones en riesgo. Materia prima ya ácida e imposible de procesar, en medio de un conflicto gremial generado por la Asociación de Trabajadores de la Industrial Lechera de la República Argentina.
Más allá de las motivaciones con múltiples sentidos, ver cómo tanta leche cruda se tiene que derramar porque ya no puede industrializarse es doloroso, por la acción en sí, pero también por el contexto climático, por la situación económica y su consecuencia social.
Hoy los productores tamberos están produciendo materia prima con costos elevadísimos, pagando insumos y servicios con referencia en dólares financieros. La baja en las retenciones a las exportaciones lácteas llegó demasiado tarde, las ayudas económicas del Programa Impulso Tambero 2 demoran el pago de la segunda cuota y aunque prometen compensaciones por inflación y otros dos pagos más hasta fin de año, nada alcanza para paliar la crisis que se padece en el campo, aunque nada pudo aliviar los golpes de los sucesivos dólares soja y la falta de respuestas después de años de aportes miles de veces millonarios por parte del sector en general y también de la lechería en particular.
Tirar leche nunca es bueno. Descartar el trabajo de tantos años para que una vaca pueda producir es triste, porque con la leche se va el esfuerzo de las familias que están en los tambos, la tarea de los transportistas y también se desvanece la función de los trabajadores lecheros que quedan lejos de cada línea de producción discontinuada.
El sector lechero debe defender su posición desde el tambo y hasta las industrias, para seguir brindando alimentos de calidad para nuestro país y el mundo, sobre la base de la bebida nutricionalmente más completa.
Es imperativo que el diálogo sea la primera instancia para encontrar las mejoras pretendidas y no los condicionamientos por la fuerza, que no hacen más que afectar al conjunto sectorial.
Son tiempos en los que la crisis abren a nuevas oportunidades, tiene el sector lechero que encontrarlas y superar décadas de estancamiento, para el beneficio de cada uno de los eslabones.