Hace apenas unos días, los rafaelinos que transitaban por el microcentro, se vieron sorprendidos por el trabajo en conjunto de la policía, los agentes de Protección Vial y Comunitaria y de la GUR. ¿El motivo? Decirle a quienes estacionaran sus vehículos -motos y autos, principalmente- que no era obligatorio el pago a los lavacoches.
Esto generó sorpresa en la población, que está viendo como este tema comienza a aparecer en la agenda pública, a menos de dos semanas de las elecciones.
En términos generales, el rafaelino promedio sabe que hay gente que va a “ganarse el mando diario”, siendo muy respetuosos en el trato. Y también que hay quienes están más cercanos a dedicarse a otra cosa que a lavar autos, que su trato es despectivo y hasta violento. Y, sobre todo, son los que predomina en la mirada de la población que, dicho sea de paso, no le tiembla el pulso también en dejar que su vehículo sea lavado por alguien que está fuera de regla y no en un comercio que pague impuestos. Digamos todo.
El operativo estuvo presente en horario de comercio. Y tuvo una aceptación media. Quienes pretendía “mano dura” no veían que “el problema se fuera”. Y quienes proponen que esto se soluciona con políticas sociales de largo plazo, tampoco encontraron anuncios en ese sentido.
Lo cierto es que, en la mañana de este viernes, surgió un cruce entre agentes de la GUR y un lavacoches. El conflicto fue escalando y llegaron 4 (si, cuatro) policías en moto. Todo terminó de la forma más violenta: el chico le tiró un balde por la cabeza al agente de la GUR y se dio a la fuga. En el mientras tanto, sus chancletas salieron volando por el aire y las motos se encendían para iniciar la persecución, incluso, por dentro de la plaza.
Todo terminó con el lavacoches y con el agente de la GUR siendo atropellados por un automovilista que transitaba por la calle interior de la plaza. Afortunadamente, no recibieron heridas de consideración. Pero el cruce imprudente pudo haber terminado mucho peor.
El lavacoches, incluso, intentó volver a huir. Pero fue atrapado por la policía.
La pregunta es ¿vale la pena continuar con esta decisión? ¿Qué hubiera pasado si el conductor resultaba responsable de un accidente de tránsito muchísimo más grave? ¿Qué pasaba si un policía motorizado atropellaba a alguien en la plaza: un menor, un adulto mayor...? La próxima vez que se acerquen... ¿Cómo serán recibidos? ¿Bajó el miedo de la gente? ¿O, ahora que vieron que agreden a un agente de la GUR, será mayor?