El 20 de marzo de 2020 comenzaba a regir el decreto presidencial que determinaba el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Hoy se cumple el primer aniversario de ese momento que redefinió nuestra vida y que dio inicio a la “nueva normalidad”.
Las restricciones, de hecho, ya habían comenzado con anterioridad. El fin de semana previo, se habían se habían cerrado Ceres (Santa Fe) y Selva (Santiago del Estero). Desde el lunes previo, comenzaron a restringirse actividades: cines, bares, restaurantes, peloteros y hasta las escuelas cerraron sus puertas. La cantidad de personas en el interior de un local comercial se vio restringida.
Todavía no era habitual el uso de barbijo, aunque los requeríamos, al igual que otros elementos que escaseaban: alcohol en gel y guantes. Es que, por aquella época, había un convencimiento de que la transmisión se daba por contacto.
El jueves llegó el anuncio presidencial, indicando que desde el viernes, todos deberíamos quedarnos en casa. Las colas en el supermercado, el silencio en las calles, la convivencia con el resto de la familia fue tomada, inicialmente, como una situación anecdótica. Casi unas vacaciones inesperadas. Porque, en principio, sólo duraría hasta el 31 de marzo. Pero, todo se fue extendiendo.
Apenas un día después, el 21 de marzo, llegaba a Rafaela desde Canadá una joven que fue el primer caso oficial de coronavirus en la ciudad. Fue asintomática. Si no se hubiera aislado, el pico de la enfermedad, que llegó en octubre-noviembre- se hubiera dado mucho tiempo antes. El 31 de marzo, fue un mal día: varios contagios y el ingreso de dos personas al Hospital. Uno de ellos sería la primera víctima fatal, el 9 de abril.
A partir de allí, la ciudad iría retomando cierta normalidad y recuperando actividades. Pero el 17 de agosto, se dio un nuevo positivo. Faltaban cuatro días para que se cumplieran 4 meses sin casos. A partir de allí, la curva ascendente y el pico de casos hacia final de año. Hoy Rafaela tiene casi 7.000 contagios declarados y hasta el momento fallecieron 134 personas.
Diferentes miradas, diferentes experiencias
Vía Rafaela y Somos Rafaela realizamos en conjunto un trabajo de relevamiento de voces. El informe completo se verá el lunes, en el noticiero de Canal 7.
Oscar Gerbaudo es el dueño de “Piedra Papel o Tijera”, uno de los peloteros de la ciudad. El 15 de marzo organizó el último cumpleaños. “Nos enteramos un domingo, en pleno festejo, que al día siguiente ya los chicos no iban a ir a la escuela. Teníamos reservadas fechas hasta junio, que no se pudieron concretar. No porque estábamos en cuarentena, sino porque la gente decía, con razón ‘no tienen colegio, no van a ir a cumpleaños”, contó.
“Creo que la mayoría de creyó que era por 15 días. A nosotros, nos duró un año”, dijo. El sector fue rehabilitado recién a mediados de febrero. De los 12 establecimientos que empezaron a unirse, para realizar gestiones y reclamos, solo sobrevivieron 3. “Nosotros pudimos aguantar, pero muchos no”, relató.
“El primer mes, fue tranquilo, porque pensábamos que pasaba. Pero después, la preocupación fue mucha, porque había que sostener todo esto: impuestos y alquileres altos. Todavía ahora seguimos haciendo pizzas y tartas para ir paleando la situación, hasta que se reactive esto, que por suerte, viene bien. Tenemos claro que esto no terminó: esperemos que aparezcan las vacunas. Ya pudimos empezar a reservar fechas. Creo que la gente no va a volver a cerrar sus negocios. Es muy difícil volver para atrás ahora. Sobre todo, porque ya tenemos compromisos contraídos. Por ejemplo, renovamos el alquiler, con un aumento del 50%”, añadió.
“Durante un año, fui el que di malas noticias”. Así se presentó el subsecretario de Salud, Dr. Martín Racca, quien asumió en el cargo apenas días antes de la declaración de la cuarentena.
Fue la cara visible de las autoridades sanitarias a partir de la salida de Roberto Vitaloni. Relató acerca de la importancia del conocimiento científico y de la necesidad de estar actualizado permanentemente. “Al ser un virus pesado, se pensó que iba a estar en todas las superficies. Pero, por el paso del tiempo, se desestimó esto y se sabe que se transmite por la aerosolización. Así se fueron actualizando los protocolos”, contó.
“Sigue habiendo mucha incertidumbre. La vacuna es una buena noticia, pero no termina la epidemia. La segunda ola, con la vacunación, no deberíamos tener el mismo impacto que el resto del mundo”, completó.
“Quinto no existió. Pudimos tener solamente el UPD. Solamente vinimos un solo día a la escuela”, describió Luisina Porchietto es la presidenta del Centro de Estudiantes de la EESO N° 204 “Domingo de Oro”, que egresó este 2020. “Nos enteramos después del UPD (último primer día). El domingo, antes de ir a la Escuela, el director nos dijo que no vengamos a la escuela. Pensamos que era genial: 15 días de vacaciones y a la vuelta, presentábamos los buzos. Pero después, fueron 15 días más y otros más, y otros más... al final, nos rendimos”, contó.
“Como estudiante fue rarísimo: de golpe, te empezaban a llegar un montón de trabajos por mail. Los profes nos decían que hagamos eso, que después lo corregíamos en clase. Pero siguieron llegando. Fue difícil adaptarse. Uno sintió que tuvo clases, pero no tuvo escuela. Faltó el encuentro, venir con mis compañeros, ir a la cantina... uno entiende que no está cerrado el ciclo por ese lado”, completó.